Ana María Ibarra
Haciendo vida las palabras de san Pablo: “Hay más alegría en dar que en recibir”, la comunidad parroquial Jesús Maestro, se mostró contenta por poder dar un poco de lo mucho que Dios les bendice, ofreciendo al grupo de adultos mayores una posada para celebrar la Navidad.
El evento se realizó el salón parroquial el pasado viernes 5 de diciembre. 
Gesto de amor
Acompañados de un familiar, la mayoría niños, los adultos mayores que son atendidos por el grupo de caridad de la parroquia Jesús Maestro, disfrutaron de una rica comida, pastel, música en vivo y regalos para ellos y sus invitados.
Esto es parte de lo que el ministerio de caridad ofrece a personas de bajos recursos, la mayoría de quienes acude de lugares de la periferia.

“Nuestro deseo es ofrecer un servicio más a los pobres, aunque sea mitigar un poco su necesidad. En esta fecha, en torno a las celebraciones de Navidad se organiza una fiesta especial con comida, música y regalos. Doy gracias a Dios porque la gente, especialmente servidores, han sido fieles a este servicio”, expresó el padre Héctor Villa, párroco de la comunidad.
El sacerdote mencionó que toda la comunidad participa apoyando con materia prima.
“Con este momento queremos aliviar un poco la situación de muchas familias, que se lleven un regalo, comida y su despensa. Este es un pequeño gesto, como lo hacen tantas parroquias en ese tiempo que nos mueve a compartir por la fiesta de la Navidad”, añadió el sacerdote.

Todos cooperan
Cabe mencionar que la organización de este evento se inicia un mes antes, solicitando a la comunidad su aportación.
“Se les pregunta a los adultos mayores qué desearían recibir y Araceli, que es la encargada del ministerio, se toma el tiempo de buscar. Doy gracias a Dios porque, en este que este es un tiempo muy bonito y esta es una manera de compartir con la gente más necesitada”, señaló el padre Villa.
Araceli Sapiens, coordinadora del evento, compartió que para ella es una satisfacción poder compartir y convivir con los abuelitos y sus invitados.
“Les compartimos comida, un pijama, cobija. A los niños les damos dulces, una pelota y, bendito sea Dios y a toda la gente que nos puede apoyar, se hace posible todo esto”, expresó Araceli.
La entrevistada mencionó que tiene 20 años realizando esta actividad, lo que la hace sentir feliz y agradecida.
“Después de este día, lo que Dios me quiera dar de desayunar o de mi cena de Navidad, con esto ya estoy más que servida”, concluyó.



































































