Ana María Ibarra
Una gran fiesta disfrutó la comunidad de la parroquia El Señor de la Misericordia el pasado domingo 7 de abril, segundo domingo de Pascua, conocido también como el Domingo de la Misericordia.
Con diversas actividades, música en vivo, venta de comida y celebraciones eucarísticas para dar gracias a Dios, la comunidad parroquial y los fieles devotos celebraron.
El festejo dio inicio antes de las ocho de la mañana cuando los más de 500 corredores que se inscribieron a la III Carrera de la Misericordia arribaron al estacionamiento de la parroquia para comenzar con un calentamiento previo.
Niños, jóvenes y adultos portaron la camiseta conmemorativa. Algunos llegaron con sus mascotas, otros más, en familia.
Con el número 001 el padre Juan Manuel Orona, párroco de dicha comunidad, también participó en la carrera, en todo momento entusiasta.
Algunas personas hicieron su recorrido con rosario en mano; otras, más que una competencia de resistencia y velocidad, tomaron ese espacio como un momento para relajarse y convivir con familiares y amigos, recorriendo tres o seis kilómetros caminando o trotando.
La carrera recorrió la calle Simona Barba, desde la Plutarco Elías Calles hasta la Tecnológico, con una duración de hora y media, aproximadamente.
Al cruzar la meta, todos los participantes recibieron una medalla conmemorativa y se realizó la entrega de reconocimientos a los tres primeros lugares de cada categoría.
Alba Yebra ganó en la categoría de 6 kilómetros femenil y Manuel Hernández en la varonil, mientras que Gabriela Nava y Carlos Jáquez se coronaron en la categoría 3km femenil y varonil. En la premiación también se dio a conocer a Héctor Bañuelos como ganador del Sorteo programado para ese evento. (Ver demás ganadores en Presencia. digital)
Procesión de la Misericordia
Un gesto muy sencillo y bello a la vez, dedicado a la Divina Misericordia, fue la procesión que miembros de la comunidad y del grupo del Apostolado de la Divina Misericordia realizaron.
Acompañados de su párroco, los fieles y devotos agradecieron la misericordia de Dios.
“Nos felicitamos todos en este bello día. Vayamos con devoción, con amor y con gozo”, expresó el padre Juan Manuel antes de iniciar la caminata acompañada por la Danza Parroquial, que llamó la atención de transeúntes y automovilistas.
En el trayecto, el padre Juan Manuel fue impartiendo la bendición a las casas pidiendo al Señor Misericordioso su bendición para las familias, los enfermos, los niños, jóvenes, los ancianos, los no creyentes, y para aquellos que hablan mal de la Iglesia.
“Que a todos les alcance la bendición y el amor de Dios misericordioso”, dijo.
Al llegar la procesión, dentro del templo se rezó la Coronilla de la Divina Misericordia, para prepararse a la Eucaristía.
Vencer con Jesús
En punto de las doce de mediodía ingresaron al templo la danza parroquial y enseguida los servidores de la liturgia, los sacerdotes Víctor Pineda y Juan Manuel Orona, vicario y párroco respectivamente; y el obispo diocesano, monseñor J. Guadalupe Torres Campos, quien presidió la celebración y la ofreció por todos los presentes.
“¿Quién vence al mundo? Fue la pregunta con la que inició el obispo su homilía citando las palabras del apóstol San Juan en la segunda lectura.
“El que tiene un encuentro personal, vivo, con Jesús, vence al mundo como lo venció Jesús. Celebramos la victoria de Cristo. Ha resucitado. Celebramos la Divina Misericordia, y si todos creemos, venceremos con Él”, expresó.
El obispo reflexionó las palabras del evangelio que narra la aparición de Jesús después de resucitado e invitó a la comunidad a vivir con fe y disponibilidad ante los desafíos del mundo. Luego añadió:
“Hoy Jesús se dirige a nosotros. Nos invita a una fe viva, alegre, llena de amor. Hoy el mundo nos interpela con todos los desafíos. No podemos vivir con indiferencia. Tenemos que buscar un cambio personal y en comunidad y dar una respuesta y vivir la misercodia del Señor y llevarla a todo el mundo”.
Antes de la bendición final, el obispo leyó la oración de consagración al Señor de la Misericordia.
En el exterior, la fiesta estaba a lo grande, en unidad y fraternidad.