Diana Adriano
Con profunda devoción, entusiasmo y muestras de solidaridad, la comunidad parroquial de San Pedro y San Pablo celebró su gran fiesta patronal los pasados 28 y 29 de junio.

El festejo incluyó una verbena con música en vivo, comida, rifas, juegos, regalos y gran participación de los feligreses, quienes se volcaron a celebrar a sus santos patronos con todo el corazón.
“Esta comunidad es muy alegre, muy trabajadora. La presencia de estos dos santos es muy reconocida en toda la Iglesia, porque son dos pilares del cristianismo. Pedro, evangelizando hacia adentro del mismo judaísmo, y Pablo, saliendo hacia las culturas paganas, llevando el mensaje a otras realidades”, compartió el padre Martín Magallanes, párroco de la comunidad.
Durante las misas de domingo, el sacerdote reflexionó sobre cómo ambos santos, a pesar de sus diferencias, se unieron en la misión de fundar y fortalecer la Iglesia.
“Pedro reconoce a Jesús como el Hijo de Dios, y Pablo tiene un encuentro profundo cuando Jesús le dice: ‘¿Por qué me persigues?’. Los dos transformaron su vida gracias a ese encuentro con Cristo, y eso es lo que debemos imitar como comunidad: vivir con la certeza de quién es Jesús y por qué lo seguimos”.
Celebra con el corazón
La fiesta patronal fue más que una celebración religiosa; fue una verdadera manifestación del espíritu comunitario. Desde las primeras horas del día, los voluntarios comenzaron a instalar los puestos de comida, preparar los juegos, y organizar cada detalle para que las familias se sintieran bienvenidas.
«Desde las 9 de la mañana ya había gente pidiendo taquitos -recordó entre risas el padre Martín- La música, la alegría, la convivencia, todo estuvo muy bonito. A las 11 de la noche seguía la fiesta, muchos ya sin vender nada, solo bailando y disfrutando en comunidad”.
El evento también sirvió para recaudar fondos destinados a mejorar las instalaciones parroquiales.
“Ya tenemos el material para arreglar el techo, que estaba muy deteriorado, y vamos a trabajar en el sistema de enfriamiento y calefacción”, explicó el párroco.
“La comunidad respondió con mucho entusiasmo, y eso nos anima a seguir”, acotó.
Auténtica solidaridad
Algo destacado de esta comunidad fue su compromiso con los más necesitados. En días recientes, tras las fuertes lluvias que afectaron a varias zonas de la ciudad, la comunidad de San Pedro y San Pablo se movilizó rápidamente para brindar apoyo.
«Trajeron comida, agua, botellas, repartieron a la gente más sencilla, pero también a los soldados que estaban limpiando el lodo. Prepararon en la cafetería y se fueron a repartir sin distinciones», relató el padre Martín.
“Empezaron a recolectar muebles y artículos para quienes perdieron todo. Aquí se vive una cultura de solidaridad auténtica”, expuso.
El sacerdote subrayó que esta acción social no es un hecho aislado, sino parte de la identidad de esta parroquia:
“Aquí hay mucha actividad en favor de los más necesitados. Enseñan a los adultos mayores, reparten despensas, se preocupan por quienes viven en situaciones difíciles. Eso también es evangelizar: dar testimonio con hechos”.


































































