Diana Adriano
El pasado jueves 15 de agosto, la Congregación de Oblatas de Santa Marta vivió una jornada de júbilo y devoción. En una emotiva celebración Eucarística, la hermana Mónica López Ruiz realizó su cuarta renovación de votos, reafirmando su compromiso vocacional y servicio a la comunidad. En el mismo momento, la hermana Josefina Gómez celebró su 62 aniversario como religiosa, un hito que refleja toda una vida de dedicación, fe y servicio.
Como María
La misa de acción de gracias fue presidida por el obispo don José Guadalupe Torres Campos en la Casa Sacerdotal San Juan XXIII, lugar donde estas religiosas actualmente prestan sus servicios.
En su homilía, el obispo -a quien también asisten religiosas de esta congregación- destacó el papel fundamental de la Virgen María en la vida de fe.
Igualmente describió a la madre de Jesús como “una mujer dichosa por poseer a Dios, una mujer de servicio y una mujer que se mantuvo firme frente a la Cruz”.
Esto en alusión a la consagración de las hermanas oblatas, quienes con su “sí” también se convierten en mujeres de servicio en la fe.
Vocación
“Para nosotras es renovar la alegría del llamado… Dios tuvo esa iniciativa y nosotras asumimos un compromiso mayor frente a la Iglesia y frente a Dios», expresó la hermana Mónica, quien hizo la renovación de sus votos.
Compartió sobre el llamado que Dios le hizo a la vocación religiosa:
“Desde niña sentía el deseo de ser religiosa, pero el llamado definitivo llegó a los 16 años, durante una velada dedicada a la santidad por la canonización de San Juan XXIII y San Juan Pablo II”, recordó.
La religiosa ingresó al Instituto de Oblatas de Santa Marta el 16 de agosto de 2015, recibió formación para realizar su primera profesión de votos el 15 de agosto de 2019.
Seis décadas de servicio
Por otra parte, la misa se dedicó también a la hermana Josefina Gómez, conocida por su ] servicio a lo largo de nada menos que 62 años.
“Su vida nos da un testimonio de fidelidad en el servicio a Dios. Su aniversario es una representación visible de su donación continua, que se manifiesta día a día en lo ordinario”, expresó sobre ella la hermana Mónica.
Esta misa fue un momento de profunda espiritualidad y agradecimiento, tanto para las hermanas como para los sacerdotes y fieles presentes, quienes se unieron en oración y celebración.