Ana María Ibarra
Contentos y agradecidos con Dios, Rita y Armando Olivas fueron nuevamente los padrinos del Niño Dios en la parroquia San Mateo y el pasado 2 de febrero compartieron esa alegría con la comunidad con tamales, champurrado y bolos de dulces.
Bendición de velas y del Niño
Para iniciar la celebración litúrgica de la presentación del Señor y la purificación de María, el padre Aurelio Saldívar hizo una oración para bendecir las velas que llevaron los fieles y que fueron encendidas del cirio pascual. El sacerdote esparció agua bendita sobre ellos.
En su homilía el sacerdote compartió que la candela tiene como significado el dejarse guiar por la gracia y la luz que es Cristo Jesús y que debe ser el centro de la vida del cristiano.
«Están bien todos los signos externos de este día, de la religiosidad popular. Como testimonio les puedo decir que llegué a la fe por la religiosidad popular y hoy la celebro con gozo. Sin embargo, lo importante es dejarnos guiar por Cristo que es luz para nuestra vida”, expresó el padre Aurelio.
Después invitó a Armando a pasar para levantar el Niño. Dado que su esposa Rita se encontraba enferma en casa, Armando y el padre Aurelio bañaron al Niño Dios en aromas y lo vistieron.
El padre lo elevó para presentarlo ante la comunidad.
Fiesta de luz
Enseguida, algunos fieles, con sus figuras de Niño Dios, salieron al atrio y cargándolos en sus manos los elevaron. Mientras tanto, el lugar se comenzó a alumbrar con las luces de bengala que les fueron obsequiadas.
Una alegría y gran fiesta se vivió en ese momento. Los niños se sorprendieron con las enormes bengalas que lanzaban chispas, y los adultos disfrutaron el panorama que se dibujó con las luces.
Concluyendo esta escena, los fieles regresaron al templo para continuar con la celebración eucarística.
Al finalizar la misa, los asistentes adoraron al Niño Dios que lucía radiante con sus ropas nuevas.
Los fieles salieron del templo por la puerta principal y a su paso les fueron entregados dulces, jugos, tamales, chocolate y champurrado, cumpliendo así con la tradición.
“Tenemos dos años siendo los padrinos del Niño Dios aquí en la parroquia. Estamos muy felices y agradecidos con Dios por este regalo, y con el padre por la invitación. Estamos dispuestos a seguir si el padre así lo desea”, expresó Armando al finalizar la misa.