Aunque están al servicio de Dios y para eso no hay horarios ni jornadas precisas, los sacerdotes, religiosas y seminaristas, también debe descansar en vacaciones.
Claudia Iveth Robles
Cualquier fiel católico puede irse de vacaciones y durar hasta un mes fuera sin que haya mayor problema. Pero cuando pensamos en un sacerdote o en una religiosa, entra la duda si deben o no irse de vacaciones.
El obispo de Ciudad Juárez José Guadalupe Torres Campos dijo que es bueno que el sacerdote salga de vacaciones, ya que debe darse un espacio para cambiar de activdad, descansar, recuperar energía y ‘desbloquearse’.
Pero recordó que aún de vacaciones, los consagrados siempre deben dar testimonio de su ministerio.
Código contempla vacaciones
El Código de Derecho Canónico contempla las vacaciones del sacerdote en el canon 283,2 que dice: “corresponde también a los clérigos tener todos los años un debido y suficiente tiempo de vacaciones, determinado por el derecho universal o particular” (Can 283,2).
De acuerdo a esta norma de la Iglesia, el sacerdote tiene derecho a ausentarse de la parroquia por tiempo de un mes, -continuo o interrumpido-, en concepto de vacaciones, salvo que obste una causa grave (canon 533 § 2).
El obispo explicó que los sacerdotes siempre deben avisar al obispo de sus vacaciones, y si salen fuera por tiempo prolongado, deben pedir permiso. Además, cuando salen deben dejar quien se encargue de atender su parroquia o pastorales a cargo.
Citando a Marcos 6, 31 donde Jesús invita a sus discipulos a descansar, el obispo refirió que previo a un descanso, hay un trabajo.
Añadió que en vacaciones, como en cualquier circunstancia, el sacerdote debe ser prudente, comportarse bien y dar testimonio.
Y opinó que a todos siempre les hace falta ‘detener el tren’ para recapacitar, pensar, como Jesús, descansar con Jesús, para luego regresar con más ganas a seguir trabajando.
Vacaciones del obispo
El pastor de la Diócesis de Ciudad Juárez, don José Guadalupe Torres Campos, tiene unas vacaciones completas.
Hay vacaciones en que lleva ejercicios espirituales de 5 días de descanso en Jesús, en los que vive “un momento de desierto, para recuperar las fuerzas en el Señor, recibir su gracia y regresar con más ánimo”.
Siempre está en oración, celebra la Eucaristía y si se ofrece, presta auxilio espiritual.
Don Guadalupe también disfruta días de descanso con su familia o algunos amigos, como el pasado 2 de Julio, cuando con motivo de su aniversario sacerdotal, acudió a León con su familia y sus compañeros de generación, con quienes celebró la Eucaristía en la Montaña de Cristo Rey.
Aprovechó para celebrar el aniversario 89 del natalicio de su papá, don Isaías y se dejó consentir por sus hermanas con los ricos guisados que le preparan: mole, chiles rojos y arañas de carne deshebrada.
Formadores en descanso
Caso especial son los sacerdotes formadores del Seminario, quienes aprovechan este tiempo de vacaciones en el quel Seminario cierra, para acudir a cursos o encuentros sacerdotales de actualización.
Pero también se dan tiempo para estar con sus familias o salir fuera de la ciudad o de visita.
El padre Juan Manuel Orona, rector del Seminario, dijo que toda persona necesita un tiempo para fortalecer su mente, cuerpo y alma.
“Jesús trabajaba muchísimo, pero también sabía darse momentos para descansar. Viendo a Jesús nosotros aprendemos que debemos hacer momentos de alto en nuestra jornada y en nuestra vida para recobrar fuerzas”, dijo.
Compartió que los formadores del Seminario dedican un tiempo de vacaciones para estar con sus familias de origen: papá, mamá, hermanos, sobrinos y algunos aprovechan también para visitar alguna otra ciudad o familiar que esté fuera.
Dijo que las vacaciones del sacerdote deben ser de acuerdo a su vocación: sobrias, sencillas, sin derroche.
“No ese tipo de descanso que regresas más cansado, que te dispersan, te distraen y a veces hasta se pone en riesgo tu vocación o tu propia fe y amistad con Jesucristo”.
“Cuando bajamos la guardia, al dejar de orar, es cuando la debilidad humana, el enemigo más fácil nos ataca”, dijo.
“A donde quiera que vayamos debemos llevar a Jesús con nosotros”, puntualizó.
Estudio en vacaciones
El padre Gregorio López, Misionero de la Natividad de María dijo que en sus vacaciones, los misioneros nativitas se siguen formando para continuar con los nuevos retos que se van presentando en la sociedad y para ello toman una semana completa de estudio. Después toman ejercicios espirituales.
“Sabemos también que un retiro y/o unos ejercicios espirituales son necesarios para la vida espiritual y no sólo los laicos los necesitan, también nosotros”, dijo.
Pero el sacerdote, al igual que sus compañeros, aprovechan un espacio de su tiempo fuera de la parroquia, para visitar a la familia y poder convivir, retomar energías y regresar a la parroquia a sus actividades cotidianas.
Un verano ajetreado
Los seminaristas viven sus vacaciones entre el estudio y estar con su familia.
Francisco Bueno, quien acaba de concluir Filosofía y esta por iniciar su primer año de Teología compartió que este verano será un poco ajetreado para él.
Aún así, se dará tiempo para hacer actividades que le gusta realizar en su período de descanso, como convivir con su familia, ir al cine, a cenar y pasear por la ciudad.
Esto lo pueden compaginar con el servicio que prestan en alguna parroquia de la diócesis por un mes, aunque en casos especiales son enviados a estudiar algún curso fuera de la ciudad.
Este año, por ejemplo, Francisco se encuentra en la Ciudad de México cursando la Síntesis Filosófica en la Universidad Pontificia.
“Es una gran responsabilidad el aceptar la propuesta de tomar alguno de estos cursos, sin embargo deja una gran satisfacción por que podemos contribuir al crecimiento del Seminario y en un futuro en el ejercicio del ministerio sacerdotal”, puntualizó.
Intercambio de experiencias
Las religiosas también tienen vacaciones, aunque usualmente ocupan el verano en su formación. En este mes de julio las religiosas del Instituto de Misioneras de Jesús Hostia participarán en un congreso que reúne en Durango a todas las consagradas. En el evento ellas intercambian experiencias y dan la bienvenida a las nuevas postulantes, compartió la hermana Cenobia Pérez, quien sirve en la sacristía de Catedral.
“En el Congreso tenemos un tiempo de estudio así como de integración, y es enriquecedor el compartir con las otras hermanas que vienen de las diferentes partes del país”, dijo la religiosa.
Pero a nivel personal, las consagradas también disrutan un espacio de descanso, que por supuesto nunca deja de lado la oración y la misa.
En sus vacaciones, que no necesaiamente son en verano, la hermana Cenobia aprovecha para ir a Guatemala, de donde es originaria, para compartir unos días con su familia.