13 de marzo de 2022
A LOS DIPUTADOS DEL H. CONGRESO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD
ANTE LA INTENCIÓN DE ALGUNOS DIPUTADOS DEL H. CONGRESO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA DE BUSCAR DESPENALIZAR EL ABORTO
El pasado 10 de marzo de 2022, algunos diputados del Congreso del Estado presentaron una propuesta de reforma al Código Penal del Estado para despenalizar la práctica del aborto procurado antes de las doce semanas de gestación, situación que, por ser un tema tan sensible, ya que se atenta contra la vida de un hijo no nacido, ha provocado preocupación y polarización en la sociedad chihuahuense.
Como Obispos de las distintas Diócesis del Estado (Chihuahua, Ciudad Juárez, Nuevo Casas Grandes, Tarahumara y Parral) creemos que los problemas que enfrentan las mujeres -embarazadas o no- y la protección de un hijo en etapa de gestación son un tema complejo. Los diputados que presentan esta iniciativa deben ante todo comprender que dichos problemas no se solucionan con un acto legislativo como el que proponen. Hoy vemos con tristeza la situación tan difícil que vive nuestro País y nuestro Estado marcado fuertemente por esta cultura de muerte con sus manifestaciones de violencia que deshumaniza a la persona restándole su valor y dignidad. Es por eso que consideramos que es imprescindible que todos los sectores de la sociedad nos involucremos en una puntual reflexión que nos permita encontrar caminos para seguir valorando y protegiendo el don de la vida de cada hijo desde su concepción hasta su muerte natural, así como los derechos y defensa de todas las mujeres, sea que estén gestando o no.
Como Iglesia estamos A FAVOR DE LA MUJER Y A FAVOR DEL DERECHO A LA VIDA POR IGUAL PARA LA MADRE Y PARA SU HIJO.
Y así como se protegen los derechos de la mujer, así también se deben de proteger sin discriminación los derechos del hijo -o hija- que lleva en su vientre. Y su primer derecho es el de nacer, el que se le respete su vida. Recordemos que una ley injusta, o una resolución judicial que ignore los derechos fundamentales de un ser humano, no son vinculantes y deben ser corregidos. (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1903 y 2273).
La Iglesia, como Madre, conoce lo que pasa por el corazón de las mujeres que luchan contra toda forma de discriminación y violencia, en especial el de aquellas que son víctimas de actos criminales o que se encuentran en situación de vulnerabilidad, desamparo o abandono. Desafortunadamente, rara vez se escuchan en las políticas públicas propuestas en las que se hable de la educación integral de la mujer, de la familia, de los jóvenes. Nos corresponde a todos buscar una educación integra sobre la grandeza de la sexualidad (ante el pansexualismo imperante) y el valor de la dignidad humana que hoy se está perdiendo y no buscar soluciones falsas como el aborto.
Sostenemos que ninguna mujer debería verse orillada a tomar la dramática decisión de recurrir a esta práctica en ninguna circunstancia, situación que en un gran número de casos deja una profunda secuela de dolor. En este sentido, no es lícito que se hable sobre el encarcelamiento de las mujeres que abortan como excusa para despenalizarlo, esa es una falsa disyuntiva. Aunque la cárcel no sea una solución a la problemática de la mujer que es empujada a abortar, hay otros caminos de protección jurídica plena para el ser humano en etapa de gestación. No es aceptable la propuesta de despenalización que arrebata la
protección de la ley para el hijo. No nos engañemos: la despenalización del aborto es la puerta para la comercialización de un negocio de muerte. Es tarea de todos buscar más bien soluciones que ayuden a las mujeres a lograr llevar a termino su embarazo, haciéndolas conscientes de que el aborto es matar al hijo y no una simple interrupción del embarazo como se le ha querido llamar.
Por otra parte, la Iglesia, Madre de todos los seres humanos, incluyendo al ya concebido, pero aun no nacido, también debe proteger –por todos los medios lícitos– su dignidad fundamental como creación de Dios (cf. Sal 139,14-18) y asegurar que su derecho a la vida no se condicione, se discrimine o quede sujeto a la voluntad o decisión de un tercero o de algunos cuantos como se ha hecho ya una práctica en el mundo y en nuestro país. Nadie puede decidir quién tiene derecho a nacer o a no nacer. Sólo Dios. Los Diputados no pueden estar jugando a ser Dios, no se les eligió para eso.
Elevamos nuestra oración permanente por todas aquellas personas que trabajan diariamente en la defensa de las mujeres y de los derechos del concebido no nacido, pidiendo a la Santísima Virgen de Guadalupe que interceda ante Dios para que los continúe alentando en su labor.
LOS OBISPOS DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE CHIHUAHUA