Diana Adriano
El Instituto de Oblatas de Santa Marta celebró con gran alegría y júbilo el cierre de su Año Jubilar con motivo del 75 aniversario de su fundación. La conmemoración culminó en una solemne misa de agradecimiento, realizada el pasado 8 de septiembre en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
El obispo don José Guadalupe Torres Campos, presidió la celebración Eucarística acompañado de varios sacerdotes y una nutrida asistencia de fieles y miembros de la comunidad.
Durante la misa, don Guadalupe destacó la trayectoria y el impacto del instituto en la comunidad, subrayando su dedicación y servicio a lo largo de los años.
Un don de la Iglesia
La hermana Rosa María Ledezma, superiora de la congregación en la diócesis, compartió que «la vida consagrada es un don de Dios para la Iglesia y los consagrados somos los primeros beneficiados por este magnífico don y predilección, por parte de Dios.»
Expresó que este día fue grande para la Iglesia y especialmente para las Oblatas de Santa Marta “pues Dios ha permitido que viviéramos este aniversario junto con todos ustedes, para agradecer a Dios la historia recorrida a lo largo de estos 75 años”.
Igualmente resaltó la hermosa herencia de su carisma, legado de sus fundadores, Mons. Felipe Torres Hurtado, y la R.M. María de Jesús Guerrero Rincón.
Su historia
La hermana Rosa María relató que el 8 de septiembre de 1949 nació el Instituto en la ciudad de Saltillo, Coahuila. Fue el Vicario Apostólico de la Baja California, quien, consciente de la escasez de sacerdotes y las grandes necesidades en la región, pensó en fundar una congregación de mujeres que apoyara la evangelización y catequesis en estas tierras de misión.
Inspirado por el Espíritu Santo, Monseñor Felipe invitó a la madre María de Jesús, quien pertenecía a la Congregación de las Misioneras de Nuestra Señora de la Paz. Tras considerar la propuesta y buscar consejo la madre María aceptó la misión.
Inicialmente, se pensó en fundar la Congregación en Costa Rica, pero los caminos los llevaron a Piedras Negras, Coahuila, donde recibieron la invitación del Sr. Obispo D. Luis Guízar Barragán para quedarse en la Diócesis de Saltillo.
Ahí monseñor Felipe asumió el cargo de Vicario General y le indicó a la madre María: «Váyase al Seminario. Hoy llegan los seminaristas y hoy mismo inicia la fundación”.
Fue así como comenzó la obra que eventualmente dio lugar al Instituto de Oblatas de Santa Marta, con algunas de esas mujeres posteriormente consagrándose a Dios.
La misión del Instituto Oblatas de Santa Marta es el apoyo integral a la labor sacerdotal y apostólica. El carisma de la congregación se manifiesta en la oración constante por los sacerdotes, la colaboración estrecha con ellos en sus obras apostólicas y el suministro en tareas que incluyen la evangelización, la catequesis, la formación de agentes, la animación litúrgica y cuestiones administrativas, además de la ayuda en las obras materiales dentro de los seminarios y casas sacerdotales.
En frase…
Hacemos un llamado a seguir pidiendo a Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de Santa Marta, que conceda las gracias necesarias para mantener la fidelidad y la entrega de la congregación a su misión.
Hna. Rosa María Ledezma, OSM