Diana Adriano
Con alegría por el Jubileo que vive la Iglesia, la Vida Consagrada presente en la Diócesis de Ciudad Juárez se reunió el pasado domingo 23 de febrero para dar cierre a su Jubileo bajo el lema «Peregrinos y sembradores de esperanza».
El programa inició a las 11:30 en la zona centro de la ciudad, frente al Centro Joyero, donde religiosas de distintas congregaciones se reunieron, encabezadas por el padre Gregorio López, MNM, vicario de la Vida Consagrada en la diócesis.
Cada congregación portaba una manta con el nombre de su comunidad, uniéndose en una marcha de fe rumbo a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe con la intención de ganar la indulgencia plenaria.
Durante el trayecto, los participantes entonaron la canción «Para ser Santo» del Ministerio de Música Jésed, en un ambiente de gozo y oración.
Al llegar a la Catedral, en punto de las 12 del mediodía, fueron recibidos por el obispo don José Guadalupe Torres Campos, quien esparció sobre ellos agua bendita antes de ingresar al templo para continuar con la celebración.
Portadores de esperanza
Durante la monición de entrada, se resaltó la necesidad urgente de llevar la luz y la esperanza del Dios vivo a un mundo marcado por la división y el dolor. Se hizo un llamado a los presentes a ponerse en camino junto al pueblo de Dios, ofreciendo lo que son y tienen para cumplir su voluntad.
El mensaje también enfatizó la importancia de la unidad y el apoyo mutuo en la Iglesia: “Todos estamos convocados a caminar juntos en apoyo recíproco, sin descartes ni indiferencias, en activa esperanza”.
En su homilía, el obispo dirigió un mensaje para invitar a los presentes a ser “signos de amor” en sus ministerios y vocaciones. Recordó a los consagrados que su misión es hacer el bien incluso a aquellos que los odian, citando las palabras de Jesús: “Hagan el bien a los que los aborrecen”.
A las religiosas expresó con gratitud:
“Ustedes, consagradas, cuánto bien hacen cuando van y predican, cuánto bien hacen ustedes que atienden a los enfermos, ancianos y niños, predicando, yendo a misionar lejos, en la parroquia, con las mujeres en situación de conflicto”.
Abundó: “Cuánto bien hacen ustedes orando de rodillas en la intercesión”.
El obispo instó a todos los consagrados a seguir viviendo su ministerio “haciendo el bien”y al finalizar la celebración, con la que también concluyó el Jubileo de la Vida Consagrada, las religiosas se acercaron al presbiterio para capturar en una fotografía el momento simbólico de unidad y gratitud.
Con una sonrisa de agradecimiento y alegría, las consagradas posaron junto al obispo y sellaron con ese momento el programa que habían desarrollado desde los días previos como parte del Año Jubilar.