Ante la reapertura de templos, fieles de la diócesis se mostraron emocionados de volver a misa presencial y encontrarse con Jesús Eucaristía y con sus comunidades. Aquí algunas expresiones.
Ana María Ibarra/Diana Adriano
Rocío Gómez, servidora de parroquia de Dios Padre y quien padece cáncer desde hace algunos años, compartió lo difícil que han sido para ella estos meses de confinamiento.
“Todos estos meses no cambié mi rutina médica: estudios, consultas, quimioterapia, y al no poder ir a recibir a Jesús cada semana, me sentía incompleta. Hay muchas formas digitales de seguir conociéndolo, la oración te reencuentra, pero la Eucaristía te abraza”, compartió Rocío.
Además, Rocío ha sido maestra de su pequeño hijo de ocho años, quien requiere su atención y dedicación, lo cual fue un tanto difícil sin el alimento espiritual.
La madre de familia dijo que está comprobado que las personas de fe son más saludables y más felices, por lo que, para ella, era necesario acudir al templo.
“La salud mental de una persona también incluye la fe, ya que te brinda fortaleza y consuelo. Ir a misa es algo que ya me hacía falta, ya que no es lo mismo vivirla por medios digitales”, afirmó.
Entorno seguro
Sobre su experiencia al volver al templo compartió: “Fue lindo ver a mis hermanos de comunidad, pero es extraño no poderlos abrazar. Extraño mucho esos abrazos que te dicen mucho más que las palabras. Fue hermoso poder recibir a Jesús, me ha brindado fortaleza, paz, tranquilidad”.
Ante este regreso, Rocío dijo sentirse segura al acudir al templo, más que en cualquier otro lugar.
“En un restaurante te quitas el cubrebocas por más tiempo, en el centro comercial tocas muchas cosas, en el templo no tocas casi nada y te descubres el rostro solo un momento. Voy constantemente al IMSS donde siempre ha sido una incubadora de gérmenes y foco de infección de muchas enfermedades. En el templo me sentí segura”, señaló.
Y finalizó diciendo: “Las autoridades debieron hacer mejor su trabajo, ya que algunos lugares de reunión de hermanos separados nunca cerraron. Nuestros pastores también se preocupan por el bienestar de su pueblo, no iban a llenar los templos a exponernos. Considero que los templos católicos debieron haber sido abiertos desde antes, en semáforo naranja”.
Nostalgia en el reencuentro
Para el joven David Serrano, feligrés de la parroquia Cristo Redentor la reapertura le trajo mucha alegría.
“Regresar al templo y vivir de nuevo la Eucaristía de frente al altar me hizo sentir que nunca nos fuimos, como si nunca hubiera existido impedimento para poder ir a verle”, señaló refiriéndose a Jesucristo.
Reconoció haberse sentido acogido y acompañado por la comunidad, durante estos meses.
“Todos pasamos por estos momentos difíciles juntos y creo que hemos vuelto también todos juntos. Ver a Jesús nuevamente cara a cara hace brotar diferentes sentimientos y entre ellos la nostalgia. Me hizo recordar mi primer amor, la primera vez me acerqué a Él”.
Dijo que gracias a las tecnologías todos han podido acercarse a Dios, “sin embargo, el desgaste y el estrés que nos provoca la pandemia nos hace caer muchas veces en un abandono y una desilusión muy fuerte”.
David augura una próxima desilusión cuando, al volver a la normalidad, las bancas del templo lleguen a estar más vacías que en este momento. Pero resaltó la seguridad con la que se manejó el retorno.
“Los mismos servidores se encargaron de mantener segura toda el área. Nuestra salud y la de los demás está más asegurada que en los centros de entretenimiento o restaurantes”, dijo al lamentar que muchos comercios abrieran mucho antes que las iglesias.
“Hasta ahora, nuestras autoridades no entienden, no alcanzan a ver que necesitamos de Dios y para nosotros asistir a los sacramentos es tan vital como para muchos lo es trabajar o abrir sus negocios”.
Para David el aprendizaje más importante de este tiempo ha sido que la gente se puede olvidar de Dios, pero Él nunca se olvidará de su pueblo.
“Delante de Él tenemos suficiente para sobrevivir a mil pandemias más y antes de vivir un «nuevo encuentro» debemos de aprender a no olvidarnos de nuestro servicio y de nuestras responsabilidades como cristianos”, finalizó.
Más experiencias
Yo vivía la misa por la televisión y sabía que podría comulgar espiritualmente, pero nada se compara al estar frente al altar y poder recibir al Señor sacramentalmente. Me voy a cuidar mucho pues soy una persona de la tercera edad, pero eso no me quita la alegría tan grande en el corazón. Espero que la gente respete mucho la sana distancia y todas las medidas para que no vuelvan a cerrar los templos.
Rosa María Iglesias
Esta reapertura de templos siento que es un regalo en el que nos dice que hay que seguir confiando en Dios. Ahora tenemos la oportunidad de tener a Dios en el sacramento del altar, frente a frente y tenemos que permitirle ser el centro de nuestro día a día y veremos como la gracia inunda nuestra vida. Invito a todas las personas a que no se desanimen, que permanezcan en la fe, si no podemos asistir a la parroquia los invito a seguir viviendo la santa misa desde nuestro hogar y con la familia.
Brisa Favela
Es una maravilla estar otra vez presenciando las celebraciones, ya nos hacía falta alimentarnos del Cuerpo y Sangre del Señor. Invito a todas las personas para que poco a poco nos vayamos acercando a las iglesias y escuchar lo que Dios quiere de nosotros.
Regresemos con más fe y devoción, espero que todos puedan regresar más entregados al Señor y darle gloria por permitirnos vivir un día más.
Rita Olvera
Estoy muy contenta con Papá Dios por estar de nuevo en su presencia en el templo.
Yo reconozco que nunca va a ser igual estar viviendo la Santa Misa por televisión.
Necesitábamos estar aquí en su casa, sentir su presencia y es un gozo tan grande e infinito, que no se puede explicar.
Silvia Gracia