“Él es Dios, ¿Quién es ella?”
Fueron las palabras con las que danzantes saludaron a la Virgen de Guadalupe al entrar a Catedral el pasado sábado 5 de diciembre, después de haber caminado en peregrinación desde Parque Borunda.
La peregrinación, en la que participaron seis grupos de matachines, partió del Parque Borunda rumbo a Catedral, como muestra del amor que los danzantes le tienen a la Santísima Virgen de Guadalupe.
Sin dejarse vencer por el cansancio, los asistentes, acompañados por el padre Fernando Valle, capellán de Matachines, danzaron a lo largo de la Avenida 16 de Septiembre hasta la madre Iglesia Catedral, donde hicieron un ritual para honrar a la Virgen Morena.
Con incienso, como símbolo de la oración que sube hacia Dios, el grupo de danzantes Atachinolli, dirigió la oración para dar gracias a la Reina de México y entonó el canto de la Guadalupana en Nahuatl, mientras los estandartes danzaban al son del canto.
Después de ese momento tan especial, el padre Fernando Valle invitó a los presentes a un momento de reflexión como preparación para la Misa.
“Hoy hemos venido danzando, glorificando a Dios y honrando a la Virgen María. Todos estamos aquí con una misma fe, la fe en Dios, la fe en la Virgen María. Venimos todos felices a darle gracias, a pedir bendiciones” dijo el padre Valle durante su homilía.
El sacerdote dio gracias a María e invitó a los asistentes a alabar a María con la fe y con las buenas obras, además de resaltar en ellos el don de la danza.
“Los matachines somos danzantes de Dios. Una fiesta sin matachines no es fiesta”, dijo el padre Valle.
Para enseguida orar: “Nuestra Madre y Señora, te amamos, te bendecimos madre Santa, tú eres la que nos guía y la que nos protege en cada momento”.
Al final de la misa, los danzantes continuaron por unos momentos más en los alrededores del templo dedicando su alabanza a la Guadalupana a través de sus pasos.