Las vocaciones surgieron en la parroquia San Marcos Evangelista, ubicada en la colonia Felipe Angeles.
Dos muchachas juarenses encontraron en Jesús todo lo que buscaban, hicieron maletas y partieron a lo que representará su nueva aventura de vida: la vida consagrada.
A Estefanía González y María del Rosario Castillo, jóvenes activas de la comunidad parroquial de San Marcos Evangelista, en la colonia Felipe Ángeles, no les importó dejar a un lado su cabello largo y maquillaje, la diversión en el antro, ni el noviazgo. Todo lo cambiaron por el amor de Jesús.
Ambas fueron bendecidas y enviadas a su nueva misión –cada una en una congregación religiosa diferente– en una misa que se celebró el pasado sábado 30 de julio.
Estefanía, quien durante años ha servido en el Movimiento de la Renovación de Vida en el Espíritu, ingresará con las Siervas de Nuestro Señor Jesucristo, mientras que María del Rosario, catequista desde hace años, llegará con las Dominicas de la Doctrina Cristiana.
El padre Roberto Ríos, párroco de San Marcos, celebró la misa de envío en la que destacó que en esa comunidad no se suscitaban vocaciones desde hace varios años.
Manifestó la alegría de la comunidad al ver estos frutos vocacionales y agradeció a las jóvenes su valiente decisión, pues “en estos tiempos que vivimos estas decisiones que no son tan simples”, dijo.
Resaltó que estas muchachas “no han venido de otro planeta”, sino de una familia y una comunidad concreta.
“No perdamos de vista que estamos en el Año de la Misericordia, y en ese infinito amor de Jesús, Fany y Mary han ido visualizado servir a Dios”, dijo el padre Ríos, quien ha dado acompañamiento espiritual a ambas.
El sacerdote ofreció las oraciones de la comunidad para que su decisión sea firme en el camino a la consagración.
Al finalizar la misa, la comunidad ofreció un sencillo pero ameno convivio a las futuras religiosas.
Chica renovada
A sus 21 años, Estefani González Flores ingresará con las Siervas de Nuestro Señor Jesucristo, congregación con sede en Monterrey. Su carisma es la contemplación y predicación y en ésta “Fanny” encontró lo que buscaba.
“Me siento muy nerviosa, jamás pensé que llegaría este momento”, dice.
Relata que hace cuatro años sintió el llamado de Dios a servirle, y como estaba cursando la licenciatura en Educación ella “se hacía loca” y huía a responder.
“No sabía lo que era realmente. Llegué a decir que la vida religiosa no era para mí, pero Dios me seguía insistiendo a través de personas: ‘Vas a ser monjita’, hasta que me dejé encontrar por Él”, comparte.
Fanny comenzó a buscar acompañamiento y cuando conoció a las Siervas, en un Encuentro Nacional de Jóvenes en el Espíritu, se removió su inquietud. Tras un acompañamiento personal y luego de la Jornada Vocacional del año pasado decidió decirle “sí” al Señor.
“A veces el mundo nos quiere llenar de cosas materiales, hay ruidos como la vanidad, pero cuando el Señor insiste hay que responderle”, dice.
“Yo no podía salir a la calle sin maquillaje, vestida presentablemente, pues uno nunca sabe con quién te vas a topar”, expresa entre risas quien hoy luce el cabello extra corto y sin una gota de maquillaje.
“Amaba mi cabello largo, pero el amor a mi Señor es el que me hizo dejar todo para seguirle”, afirma esta joven que aún enfrenta el reto de que su papá no sea creyente.
Una ingeniera dominica
A María del Rosario Castillo Molina, de 23 años, no le importó dejar su carrera de ingeniería. Cuando se decidió, dijo “sí” por completo al Señor y el próximo 20 de agosto ingresará a la Congregación de las Dominicas de la Doctrina Cristiana.
Mary, como es conocida en la comunidad, sintió el llamado un día que concluyó una catequesis y le vino a la mente la pregunta ¿por qué no servirle al Señor toda la vida?
Comenzó a buscar diferentes congregaciones y en una Jornada Vocacional diocesana conoció a las dominicas.
“Todo se fue dando en lo simple. Ese amor de Dios nada ni nadie te lo ofrece, ni la mejor carrera, ni el mejor trabajo, ni el mejor chico que te puedas encontrar. El amor de Jesucristo eso es lo que impulsa a una chava de nuestra edad a decirle ‘sí’, porque en Jesús lo encuentras todo”, asegura.
Mary, la mayor de tres hermanos, platica que al estar cursando los últimos semestres de su carrera y ya en proceso de acompañamiento, sintió la tentación de dejar el camino a la vida religiosa. Gracias a Dios y a su perseverancia pudo concluir sus estudios y luego continuar su proceso para ingresar a la vida religiosa.
Dice que su familia la ha apoyado siempre en su decisión, aunque al principio le planteaban que mejor viviera la vocación al matrimonio.
“Estoy emocionada y sin nada que anhelar de afuera. Jesucristo te hace libre y totalmente feliz, eso te fortalece y te anima”, precisa.