Hoy hace seis meses que el Papa Francisco visitó Ciudad Juárez…las pastorales de migración y la penitenciaria comienzan a cosechar frutos del mensaje del papa en esta frontera…
Blanca A. Martínez/Claudia I. Robles
Un incremento en los bienhechores de la Casa del Migrante, mayor sensibilidad de la sociedad y medios de comunicación al tema de la migración, así como más interés en el voluntariado, son algunos de los frutos que ha registrado la Pastoral de la Movilidad Humana luego de la visita del papa Francisco a Ciudad Juárez hace medio año.
“Son pasitos muy pequeños con los que vemos que con la visita del papa se empiezan a dar frutos en la sociedad”, expuso el padre Javier Calvillo, asesor diocesano de la Pastoral de la Movilidad Humana, que incluye la pastoral de migrantes.
Explicó que otro beneficio es la disposición de los obispos de la frontera Tex-Mex, para que en sus siguientes reuniones de trabajo no sólo participen obispos, sino también sacerdotes, religiosas y laicos.
En la pasada reunión realizada en San Antonio, Texas, se leyó el mensaje del papa en la frontera y se definió trabajar en la concientización del tema migratorio, así como en el impulso de leyes federales, estatales y municipales que protejan a los migrantes, dijo el sacerdote.
Anunció que 16 obispos Tex-Mex se reunirán en Ciudad Juárez del 2 al 4 de septiembre junto a laicos y sacerdotes, donde reflexionarán el mensaje de Francisco y trabajarán en los pendientes relativos al tema migratorio, como el inicio de la construcción de un muro en donde se celebra la misa por los migrantes muertos, en Anapra.
El padre Javier indicó que otro fruto de la visita papal es la autorización para que se construya una casa del migrante en la ciudad de Chihuahua y la adaptación de otro espacio en Janos.
Por otra parte, varios migrantes que asistieron a la Santa Misa en El Punto, el 17 de febrero, manifestaron su voluntad por bautizarse y acercarse de nuevo a la Iglesia.
“La gente venía emocionada. Hubo mexicanos y centroamericanos que nos expresaron su deseo de bautizarse o de servir a la Iglesia cuando volvieran a sus lugares de origen, y otros que no creían y que afirmaron se acercarían a la fe” dijo el sacerdote.
En la aquella misa papal participaron 100 personas de la Casa del Migrante y 250 provenientes de otras obras de la Iglesia en el país.
Más retos
Sin embargo, el padre Calvillo dijo que los retos respecto a la migración siguen presentes. Aseguró que sigue aumentando el número de mexicanos y centroamericanos que son atendidos por la Casa del Migrante.
Urgió leyes que garanticen protección a los migrantes y atención en salud cuando lo necesiten.
“Hay que seguir trabajando porque la migración va aumentando, se va renovando, nos pone temas más fuertes: refugiados, desplazados, jóvenes de circuito (que viven de la migración), migrantes enfermos o que sufren abusos”, puntualizó.
La cárcel se humanizó
La Pastoral Penitenciaria de Ciudad Juárez vio muy benéfica la visita del Papa Francisco al Cereso ya que se han abierto más puertas y como pastoral han recibido más apoyo.
Mónica Sernas, coordinadora, dijo que anteriormente en el Cereso Varonil sólo podían visitar una de las áreas, y después de la visita papal pueden visitar las cinco existentes para llevar el mensaje de la Palabra de Dios a un mayor número de internos.
Así mismo dijo que las autoridades muestran mayor interés en el trabajo la Pastoral Penitenciaria y se solicitó impartir la preparación para los sacramentos a algunos internos.
En el Cereso Femenil los agentes de la pastoral vieron el impacto que causó en las internas la visita del Santo Padre, ya que se sintieron reconocidas como hijas de Dios.
“Sintieron que su visita les recuperaba la dignidad humana que tienen, más allá de la situación que las llevo a este lugar”, dijo Monica Sernas.
Y en cuento a la comunidad diocesana se observó el interés de muchos por la visita y atención a este lugar. La visita del Papa sensibilizó a muchos y se sintieron identificados con Évila, la interna que habló al Papa), dijo Mónica.
“Voltearon a ver las necesidades de los internos e internas, fue como si de pronto se “humanizara la cárcel” y muchos se sintieron motivados a ayudar”, finalizó.