La educación en el desarrollo del Hombre y la cultura
- Antonio Cerda Fragoso CCR
- La educación como desarrollo integral de la persona
Educar literalmente significa educir, sacar. En la educación se trata precisamente de educir, sacar, desarrollar las potencialidades o capacidades del educando.
La tarea de la educación es la formación de la personalidad de los hombres en el desarrollo armónico de las virtudes, ordenado y orientado a formar el hombre perfecto. Por eso todo proyecto educativo se fundamenta en una visión de la realidad que jerarquiza sus valores por los cuales proponen el ideal del hombre y su finalidad. Esta «visión de la realidad» debe subordinarse a la realidad misma es decir al hombre mismo.
La educación al estar dirigida a llevar al hombre a vivir plenamente como hombre debe velar porque su proyecto educativo se dirija intencionalmente a la promoción total de la persona. (La escuela Católica 29/ Sagrada Congregación para la eduación católica)
Por eso «Hay que ayudar a los niños y adolescentes…a desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales a fin de que adquieran gradualmente el sentido de responsabilidad en el recto y continuo desarrollo de la propia vida y en la consecución de la verdadera libertad, superando los obstáculos con grandeza y constancia de alma. Hay que iniciarlos, conforme avanza su edad en una positiva y prudente educación sexual». (Gaudete Exiltate)
El desarrollo armónico, e integral de la personalidad incluye los siguientes elementos:
- La dimensión bio-psicológica
Facultades físico motoras, que posibilitan la realización de movimientos de todo tipo.
– Facultades psíquico motoras que permiten la organización del propio esquema corporal en relación con el espacio, el tiempo y el mundo de los demás.
– Facultades intelectuales desde la memorización, comprensión y aplicación de principios a situaciones concretas , hasta la capacidad de análisis, relación y síntesis de partes o elementos que permiten la construcción de nuevos modelos.
– Facultades afectivas que expresan emociones, intereses y valoraciones por los cuales se logra un dominio de sí mismo en la orientación de la propia emotividad.
- La dimensión moral y religiosa
“La verdadera educación se propone la formación de la persona humana, en orden a su fin último y al bien de las sociedades de la que el hombre es miembro y en cuyas responsabilidades participará cuando llegue a ser adulto»
La educación tiene la responsabilidad de poner de relieve los aspectos morales y religiosos de la vida humana y la cultura para activar la vida espiritual del educando, ayudarle a conseguir la libertad ética orientándolo hacia su fin último en la asimilación y cumplimiento de sus responsabilidades ante Dios, ante la patria y ante sí mismo. (Gaudete Exultate)
- La dimensión social
“Hay que prepararlos…para participar en la vida social, de modo que bien instruidos con los medios necesarios y oportunos puedan adscribirse activamente a los diversos grupos de la sociedad humana, estén dispuestos para el diálogo con los demás y presten su colaboración con el bien común”. (Gaudete Exultate)
1.2. El desarrollo de la persona en sociedad por la asimilación y la transmisión de la cultura
“Es propio de la persona humana el no llegar a un nivel verdadera y plenamente humano si no es mediante la cultura, es decir cultivando los bienes y los valores naturales. Siempre pues, que se trata de la vida humana, naturaleza y cultura se hallan unidas estrechamente”.
“Con la palabra cultura se indica, en sentido general todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con sus conocimientos y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil mediante el progreso de las costumbres e instituciones, finalmente expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos e incluso a todo el género humano”.
“De aquí se sigue que la cultura humana presenta un aspecto histórico y social…Así las costumbres recibidas forman el patrimonio propio de cada comunidad humana. Así también es como se constituye un medio histórico determinado, en el cual se inserta el hombre de cada nación y del que recibe los valores para promover la civilización humana». (Vaticano II)
La cultura tiene un aspecto individual en el cual cada persona cultiva y desarrolla sus propios valores y cualidades.
Sin embargo este desarrollo y cultivo personal tiene inmediatamente una repercusión social e histórica, pues para cultivarse necesita que la sociedad le entregue la herencia patrimonial de sus valores contenida en sus tradiciones y costumbres y a su vez al asumir la herencia cultural, será cada persona forjadora de cultura al enriquecer los valores con sus propias adquisiciones y al trasmitirlas a los demás.
En este sentido debemos asumir nuestra cultura junto con sus valores en las tradiciones forjadas en la historia de nuestro pueblo, la cual es la que nos da personalidad como nación. La cultura así entendida no es algo a imitar o un proyecto, es la vivencia social de los valores ya conquistados. Lo que está en nuestras manos, es enriquecerla con nuestros propios valores y desterrar los antivalores que perjudican a nuestra sociedad.
La cultura está en función del desarrollo de la persona humana, pero está circunscrita en la sociedad de la cual la persona se nutre y a la cual beneficia en su trabajo conjunto con los demás en la búsqueda del bien común. (Conferencia “Valores, cultura y educación”, Congreso Nacional por regiones 1990)