La visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez fue también un impulso y una bendición para los migrantes y la Pastoral de Movilidad Humana en la diócesis, ya que a pesar de los grandes retos, también han llegado grandes frutos.
Ana María Ibarra
El padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante habló de los impactos de la visita del Papa Francisco a CIudad Juárez, en el tema de los migrantes. Dijo que durante este año, después del mensaje que dejó con el tema de los migrantes, muchos pusieron sus ojos en el trabajo que se realiza en la diócesis a favor de los migrantes, incluso a nivel mundial, lo que ha sido de gran beneficio para la casa que dirigie.
“Juárez se dio a conocer a través de la visita del Santo Padre, no sólo a nivel Latinoamérica, sino a nivel internacional. Es muy bonito ver la gente que viene y comenta sobre el impacto. La presencia del papa hizo que este puntito esté ya en el ojo de todo el mundo”, dijo el sacerdote.
Aunque el sacerdote reconoció que el 2016 fue un año muy crítico por la crisis humanitaria de migrantes y desplazados, ante las palabras del papa sobre crear puentes, mucha gente se acercó ayudar a la Casa del Migrante.
“Hubo muchos voluntarios, hay mas solidaridad. La empresa Smart nos llamó para unirse, a raíz también de la petición del obispo, pues quiere solidarizarse con esta realidad de migración”, compartió el sacerdote.
Añadió que tanto particulares, escuelas, maquilas, empresarios y mucha gente de buena voluntad, está atenta de las necesidades de la casa y los migrantes.
“Dios vino con el papa y sabía que venía todo un reto para nosotros. El papa abrió puertas para que la gente participe, fue algo que hizo muy sensible a la comunidad, que la sociedad vea a la migración como una realidad en la que todos estamos llamados a trabajar”, dijo agradecido.
Aumento de la población migrante
En comparación con el año 2015, en que se atendieron 4 mil 700 migrantes, durante el 2016 la Casa del Migrante recibió a más de 9 mil personas, lo que hizo que fuera un año de grande retos.
“Llegaron retos muy tremendos, desde el idioma, la cultura, hablamos de migración mundial. Tuvimos migrantes de Venezuela, Panamá, Ecuador, África y Haití. 2016 fue un año bendecido en muchas cosas pero también en retos muy impactantes”, resaltó el sacerdote.
Consciente de que la migración se mueve y cambia según el ambiente que gira alrededor de la sociedad, nivel político e institucional, el padre Calvillo dijo que otro reto que viene es estar preparados para lo que acontezca con la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos.
Unión de organizaciones
Al presentarse esta situación, dijo el padre Calvillo, lo primero es hacer una evaluación e informar a la Pastoral de Movilidad Humana de la provincia.
“Es también interesante unirnos a otras organizaciones internacionales que ayudan a los migrantes. Decía el papa que hay que acoger y ayudar pero también defender. Esperamos en unas semanas, unidos con algunas organizaciones, analizar cómo ayudar este tipo de migración”, aclaró.
El padre recordó que esta misma semana será la reunión de Obispos TexMex para organizar el trabajo de acciones concretas de este grupo.
“Como Iglesia binacional, fronteriza y mexicana, es importante que estemos juntos para hacer acciones, y el primer eje es la visita del Santo Padre y su mensaje. Los signos que nos mueven son la migración centroamericana, la migración interna en México, las familias con bebés, el asilo político, los menores y toda la migración internacional”, resaltó.
Y añadió: “Gracias a Dios nos tocó un papa muy sensible que sigue transformando y que decidió ser él mismo quien dirija la pastoral de movilidad humana”.