Saludamos a todos los papás y les compartimos una reflexión, inspirada en la luminosa Carta Apostólica Patris Corde del Papa Francisco, la cual ensalza las virtudes del Patrono de la Iglesia Universal, y describe las humildes e imitables acciones del padre adoptivo de Jesús, y su encomiable forma de vivir, atender, acompañar, custodiar y defender a María su esposa, y a su hijo, Jesús.
En ella descubrimos, que la nobleza del corazón de José, le hace supeditar a la caridad lo aprendido y pedido por la ley(Num 5, 11-31: que mandaba exponer a su prometida descubierta encinta, a un grave castigo con riesgo de muerte). Hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, san José se presenta como figura del varón respetuoso, delicado que, aún no teniendo toda la información, se decide por la buena fama, dignidad y por la defensa de la vida de María, y del hijo que lleva en su vientre.
La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una actitud que acoge. La fe que Cristo nos enseñó, es la fe de José, que no buscó atajos, sin que afrontó con los ojos abiertos, lo que acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona. Esta acogida nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia en los más débiles, porque Dios elige lo que es débil (1 Cor 1, 27).
Dios actúa a través de eventos y personas. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de San José. Dios confía en este hombre, del mismo modo que lo hace María, que encuentra en José no sólo al que quiere salvar su vida, sino al que siempre velará por ella y por su hijo.
San José nos enseña lo que es ser Padre: introducir al hijo en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, ni poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Por esta razón, se le conoce como “castísimo”. Esta no es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud, que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto, es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre, incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor, es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar, de una forma verdaderamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida.
El mundo necesita padres, y rechaza a los amos. Rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo; servicio con servilismo, confrontación con opresión; caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción.
Papás que vivan según estas cualidades de San José, los implora cada familia, los requiere el Mundo y los necesita Dios.
Bajo el amparo de San José encomendamos a cada papá y a cada familia.
dimensionfamiliacem@gmail.com