Entrevista al secretario ejecutivo de la Dimensión de Pastoral Familiar de la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien visitó Ciudad Juárez junto a presidentes del Movimiento Familiar Cristiano.
Ana María Ibarra
Educar a las familias en la voluntad y en el amor, así como establecer un servicio de escucha a los matrimonios en crisis, son algunos de los primordiales desafíos que enfrenta la Iglesia en el tema de la atención a los matrimonios.
Así lo considera el sacerdote Oscar Lomelín, secretario ejecutivo de la Dimensión Familia en la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien visitó la Diócesis de Ciudad Juárez para acompañar a los presidentes nacionales del Movimiento Familiar Cristiano en una visita a los diferentes sectores del movimiento.
Procedente de la Arquidiócesis de Monterrey y con dos años al frente de la dimensión de la Familia a nivel nacional, el padre Lomelín también opinó que se debe acompañar a las parejas desde su noviazgo para que vivan la alegría del evangelio, que los lleve a la alegría del amor y puedan ser matrimonios y familias felices fincados en el Señor.
En entrevista, el sacerdote respondió a preguntas sobre los nuevos retos que enfrentan los matrimonios y las familias, y cómo la Iglesia los acompaña en este camino.
Aquí la entrevista.
1.¿Cómo han impactado las nuevas tecnologías y redes sociales en la relación matrimonial?
Esto de las tecnologías en relación a las familias es un tema que, como todo, tiene sus dos vertientes. Su aspecto positivo es que actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, los padres de familia pueden estar muy al pendiente de sus hijos, pueden comunicarse cuando tienen alguna necesidad, pueden estar en contacto cuando los hijos estudian fuera o alguno de los padres tiene que estar fuera por cuestiones de trabajo. Es una herramienta excelente para estar en contacto. Es algo que también ayuda en los temas educativos y demás, tiene aspectos muy positivos, pero también tiene sus riesgos. Los riesgos o aspectos negativos que pudiéramos ver en la cuestión de la tecnología no son por la tecnología en sí misma, sino por el uso, o mal uso, o abuso que se les puede dar. Es un desafío que se presenta a las familias como en su momento fue la televisión, las antenas parabólicas u otras situaciones. Frente a cada uno de los desafíos, la familia está llamada a esa misión que tiene de educar, de acompañar, de estar presente y de no renunciar a su papel de formación en la conciencia, en la voluntad, en la libertad, sobre todo de los hijos.
En la relación matrimonial la confianza, el respeto y la libertad tienen que prevalecer y es un reto para los matrimonios. No podemos echarle la culpa a las redes sociales, al Internet, a los medios de comunicación. Son las personas, su libertad, su voluntad. Ciertamente hay que ayudar a que se fortalezca en la libertad y en la voluntad, esa es una de las tareas que tienen la Iglesia como desafío frente a los matrimonios y las familias. Hay que ayudarles a que se eduque la voluntad, educar en virtudes, educar en el amor.
2.¿Qué aspectos hay que atender en las parejas próximas a casarse?, ¿Cómo se está trabajando en cuanto la formación prematrimonial?, ¿Se está utilizando el material del MFC?
Muchos novios aseguran que se conocen o que su noviazgo es excelente porque no han tenido dificultades, porque están muy contentos y se la pasan bien. La realidad es que luego descubren que no se conocían bien, que tal vez en ocasiones la comunicación, la convivencia fue un tanto superficial. Nuevamente este es un reto para la Iglesia debemos ayudarles a los muchachos y acercarles herramientas. Lo dice el Papa Francisco en Amoris Laetitia, hay que ayudarles a que su noviazgo sea verdaderamente una experiencia de un conocimiento más real, más profundo. Los esquemas tradicionales tienen que ser revisados. Ya no funciona igual el mismo esquema de las pláticas prematrimoniales donde reúnen a un grupo de muchachos y donde simplemente se les dan unos temas. Hay que revisar los métodos, los contenidos. El papa nos invita a que haya un acompañamiento más personalizado a los jóvenes, con un lenguaje nuevo, con los mismos contenidos pero más adaptado a lo que los jóvenes actualmente viven, al modo como ellos se relacionan, pero principalmente hay que ayudarles en la comunicación, en el conocimiento mutuo y en la espiritualidad, en el cimentar su noviazgo y su futuro en el Señor.
El MFC tiene una amplia experiencia en este ámbito y los presidentes nacionales, particularmente, tienen una amplia experiencia en la preparación prematrimonial y precisamente están con el mismo espíritu de una revisión de sus métodos y contenidos.
Ellos ponen su material al servicio de las diócesis, en algunos lugares es el que utilizan a nivel diocesano, en otros es sólo en algunas parroquias, en otro es como movimiento. Es una oferta que ellos hacen.
3.¿Cuál es la urgencia en la atención a los matrimonios en el mundo actual?
Una urgencia, no nada más para los matrimonios, sino para todo el mundo, es que haya quien escuche, quién los escuche. Llevamos un ritmo de vida muy frenético, hay mucho ruido y no sabemos escucharnos. El Papa Francisco en Amoris Laetitia dice que todos los matrimonios pasan por alguna crisis en las diferentes etapas de su vida matrimonial. Dice el papa que cada crisis esconde una buena noticia que hay que aprender a escuchar afinando el oído del corazón. Ése es uno de los retos principales: que como Iglesia afinemos el oído del corazón para saber escuchar la buena noticia que está detrás de cada crisis y ayudarles a los matrimonios a que afinen también el oído del corazón. Uno de los grandes servicios que se presta pero que necesitamos hacer crecer es que haya matrimonios que, sin ser terapeutas, ni especialistas, ni consejeros, simplemente estén dispuestos a escuchar a otros en sus situaciones para que puedan ayudarles a descubrir la buena noticia que está detrás de la crisis que está pasando.
4.¿Qué recomendaciones y consejos puede dar a parejas que están pensando en casarse?
Dos elementos son fundamentales para que el matrimonio persevere, para que puedan mantenerse unidos y felices, porque pueden mantenerse unidos, pero no necesariamente felices, o felices pero no unidos. Para que sean unidos y felices toda su vida lo primero es que no dejen de tener como prioridad número uno su cónyuge, esa prioridad no debe de cambiar aunque lleguen los hijos. En segundo lugar, el matrimonio debe ser una realidad de tres, el Señor es el que siempre tiene que estar presente. Se dice que la cuerda de tres hilos es la que difícilmente se rompe. Y el tercer elemento es la comunidad. Es bien importante que puedan juntarse con otros matrimonios con quienes compartan su fe, sus luchas. Ya sea a nivel de amistades, o a nivel de la participación en algún grupo o movimiento que les ayude a crecer. La comunidad es fundamental. Entonces los tres elementos son: la prioridad uno del otro, el Señor presente siempre en sus vidas y la participación en una pequeña comunidad de matrimonios o de familias.
- ¿Qué novedades están presentes en la Pastoral Familiar?
La principal novedad es lo que el Papa Francisco nos está pidiendo. La Evangelii Gaudium, La Alegría del Evangelio, es como la guía o la pastoral en la Iglesia que nos invita a que saquemos y vivamos el gozo interior del evangelio y se traduzca en la alegría del amor que viene en Amoris Laetitia. Es una exhortación, un documento del que mucho se habla, al que algunos critican y que muchos necesitamos conocer, profundizar y poner en práctica. Entonces hay mucho todavía por aprender y eso es fundamentalmente la principal novedad, que al final de cuentas no es una novedad. El Papa simplemente lo que está pretendiendo hacer es que vayamos al origen, a la raíz de nuestra fe que es el Señor, que es el Evangelio del que brota el gozo que se produce en la alegría, en el amor.
6.¿Algo más que desee agregar?
Un placer estar aquí en esta diócesis. Es gente muy calidad, muy hospitalaria que tienen ganas de servir a Dios y a la vida. Le pido al Señor que bendiga y acompañe la labor que en esta diócesis están haciendo para la construcción del Reino y sobre todo para acompañar a las familias en su diario caminar.
frase…
Ése es uno de los retos principales: que como Iglesia afinemos el oído del corazón para saber escuchar la buena noticia que está detrás de cada crisis y ayudarles a los matrimonios a que afinen también el oído del corazón.
Pbro. Oscar Lomelín, secretario ejecutivo Dimensión Familia, CEM