Más allá de las implicaciones psicológicas u orgánicas que tiene el estrés, que hoy es un mal muy generalizado en las sociedades, es preciso tomar en cuenta el impacto que tiene sobre la vida espiritual.
El estrés y la depresión son padecimientos que en la actualidad causan enfermedades físicas e incluso la muerte. Por ejemplo, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, la depresión, que se presenta como consecuencia de un estrés prolongado, afecta a más de 350 millones de personas en el mundo.
La palabra “Estrés” constituye hoy un ícono de la cultura. Muchos lo asocian con la preocupación y por lo general es un mal que se aborda desde el punto de vista psicológico y orgánico.
Pero más alla de las implicaciones psicologicas que tiene el estrés, es preciso tomar en cuenta el impacto que tiene este mal sobre la vida espiritual.
Para Alfredo Gálvez, coordinador del grupo María Mediadora que imparte seminarios de sanación y liberación en Ciudad Juárez, el estrés y otras enfermedades de este tipo, reflejan daños espirituales y emocionales que llegan a las personas que no se dejan guiar por Dios y que no viven de acuerdo a sus mandatos.
Por lo tanto, cuando el espíritu y el alma se enferman, también se enferma el cuerpo, afirmó.
Cuerpo, Alma y Espíritu
“Dios nos hizo cuerpo, alma y espíritu, y existe una relación muy estrecha entre ellos. Cuando nuestra alma se enferma, se manifiesta en el cuerpo. La ciencia indica que el estado de ánimo y emocional afecta físicamente”, compartió Alfredo.
Compartió que el alma es como una grabadora que desde el vientre materno graba los sucesos buenos y malos de la persona.
“Los sucesos buenos traen alegría. Los sucesos malos, los rechazos, malos recuerdos se almacenan en nuestra alma y el alma se enferma. Un alma enferma tiene síntomas que se reflejan en el cuerpo. En la Biblia, el Señor le dice al paralítico: tus pecados son perdonados. Sabía que antes de sanarle lo físico tenía que sanarle el alma. Al sanar el alma se sana el cuerpo”, explicó.
Citando proverbios 18, lo que mantiene al hombre en su enfermedad es su espíritu, Alfredo explicó que siendo nuestro Padre un Dios de orden, creó el cuerpo humano perfecto, pero cuando la persona rompe el orden de las leyes físicas y espirituales, se sufren las consecuencias.
“Tenemos que tener un orden en nuestra vida para buscar la sanación. Si sabemos que todo depende del orden para sanar nuestro cuerpo y que nuestra salud física depende de nuestra salud emocional, entonces tenemos que cuidar nuestra salud emocional y espiritual”, agregó.
Medicina Divina
Cuando se está enfermo espiritualmente, dijo Alfredo, la medicina que se necesita es espiritual y esa medicina la da el médico divino, que es Dios.
“Solamente al acercarse a Dios, confiar en su misericordia y hacer su voluntad nos va ayudar a cuidar nuestra salud emocional. Problemas siempre vamos a tener, pero el Señor nos dijo que la paz que Él nos da, es una paz que sobre pasa todo entendimiento humano. La paz que Dios nos da no es la falta de problemas, sino poder vivirlos con su ayuda”, expuso.
Abundó que para cuidar la salud espiritual hay que acercarse a Dios y poner los problemas en sus manos, saber aceptar su voluntad y dejar que Él guíe nuestra vida.
“Cuando no dejamos que Dios guíe nuestra vida empezamos a sufrir las consecuencias. La clave es acercarnos a Dios, Él quiere que sus hijos estén bien, pero nos alejamos por desobediencia y rebeldía”.
Alfredo explicó que el pecado aleja al ser humano de Dios, porque es necesario acercarse a Él con un corazón sincero y dispuesto a cambiar.
“La confesión es muy importante para la sanación. Dice la primera carta de san Juan 1, 9: si confiesas tus pecados Él hará lo que es bueno, te limpiara de todo pecado y te sanará”, citó el entrevistado.
Cuidar El Cuerpo… Pero Más El Alma
Para cuidar que el espíritu no se enferme, Alfredo dijo que es necesario cuidarse mediante una actitud y mentalidad positivas.
“Dicen que somos lo que comemos, pero también somos lo que leemos, lo que vemos, lo que escuchamos, todo lo que entra en nuestra mente. Si nos pasamos viendo cosas destructivas, violentas, escuchando canciones hablan de dolor, traición, de eso nos llenamos y eso vivimos, Por eso hay que cuidar la mente”.
“Si nos llenamos de cosas buenas lo podremos dar a los demás. Si damos cosas buenas a los demás, eso mismo se nos va a regresar”, expuso.
Agregó que al cuidar el espíritu y el alma, se cuida también el cuerpo.
“Dios nos dio un cuerpo y tiene un período en el que hay que cuidarlo por nuestro propio bien y porque es templo del Espíritu Santo, pero sobre todo hay que cuidar nuestra alma, porque no sabemos el día ni la hora en la que el Señor nos va a llamar y hay que estar listos”.
Por lo tanto, el ser humano debe vivir en amistad con Dios, amarlo y perfeccionarnos para estar en la vida eterna con Él, dijo.
“Dice la biblia: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde su alma?. Si nos cuidamos, es posible vivir una vida de salud física, espiritual y mental sana, y a la vez prepararnos para la vida eterna”, puntualizó
Sanación y Liberación
La Comunidad María Mediadora, fundada en Colombia y que tiene presencia en la Diócesis de Ciudad Juárez, ofrece un proceso de sanación y liberación que trabaja desde la raíz de enfermedades espirituales y físicas.
Algunos aspectos a tratar en el proceso son:
- Ataduras intergeneracionales: son los daños que se heredan de los antepasados, cadenas espirituales. El Señor corta esas cadenas a través de la oración de liberación.
- Heridas en vientre materno: Todo lo que la mamá siente durante el embarazo lo trasmite al bebé que nace con ciertos daños y eso modifica su comportamiento. Se sana cuando se acepta el amor de Dios.
- El pecado: es el alejarse de Dios, ser rebeldes a sus mandatos. Se sana al renunciar al pecado, hacer una buena Confesión y aceptar a Dios como único Señor.
- Recuerdos dolorosos: eventos que se viven y que causan daño emocionalmente y si no se sanan ocasionan daño permanente. Se sana al reconocer el recuerdo doloroso, vivir duelos y cerrar ciclos.
- Falta de perdón: causa resentimientos, rencor y enfermedades ya que el odio hace que el cuerpo segregue toxinas que envenenan la sangre. Se sana al perdonar y al cuidar el corazón quitando autoridad para que algo o alguien dañe el espíritu.