Ana María Ibarra
Sanación física y espiritual fue lo que experimentaron quienes acudieron al Encuentro Diocesano de Renovación “Inagotable Amor”, el pasado domingo 20 de noviembre en el Gimnasio de Bachilleres.
En este evento dirigido a los adultos, la fe se hizo palpable ya que fueron testigos del poder sanador de Dios, algunos, elevaron sus bastones y muletas para dar gloria a Dios, mientras otros danzaban de llenos de gozo.
Primavera espiritual
Para hablar del poder liberador y sanador de Dios, se contó con la participación del predicador Sergio Soto, juarense radicado en Estados Unidos desde hace siete años.
Sergio compartió con los asistentes sus recuerdos y su amor por Ciudad Juárez donde, dijo, existe gente muy fuerte.
“Esta es una tierra bendita que Dios ha consagrado. Recordemos que se dice: donde abunda el pecado, sobre abunda la gracia”, expresó refiriéndose a los tiempos difíciles que ha vivido esta frontera.
Refiriéndose al tema de la pandemia, Sergio resaltó que ha sido un tiempo de mucha batalla espiritual.
“Este es un tiempo en que sabemos que Yahvé salva y sana. Somos mucho más que el temor y la depresión. Ya pasó el invierno y ha llegado la primavera espiritual. Hay que activarnos. La gente de fe no tiene miedo, tiene esperanza. El Señor ha venido a sanar a la persona completa”, motivó.
Muchos fueron sanados
Después de su predicación, Sergio comenzó un momento de oración, siendo este el preámbulo para la entrada de Jesús en el Santísimo Sacramento.
Fue el padre René Álvarez quien, junto con Sergio y Azeneth oraron dirigiendo la Hora Santa.
Los predicadores invitaron a los asistentes a confiar en Dios y a no pedir nada, sino simplemente encontrarse con Él, alabarlo, adorarlo y agradecerle.
Acompañados por el coro y por la cantante Azeneth, los hombres y mujeres entraron en un ambiente de oración profunda, abandonándose al amor de Jesús, delante de ellos.
Tanto el padre René como Sergio, revelaron lo que Dios fue poniendo en su corazón, motivando a las personas a levantar las manos y dar testimonio de la sanación que recibieron.
Un momento emotivo fue cuando los predicadores pidieron a todas aquellas personas que experimentaran sanación en sus piernas pasaran al frente a caminar, incluso, aquellas que utilizaban bastones o muletas, lo elevaran glorificando al Señor.
Llanto y gozo se mezclaron esa tarde, y entre alabanzas y danza despidieron a Jesús Eucaristía.
Vivir el Reino de amor
Para concluir, el padre René presidió la Santa Misa acompañado por el padre Jorge González, asesor del movimiento de Renovación, siendo este último quien dirigió la homilía.
“Hoy reconocemos nuestra condición real. Si Cristo es Rey, siendo hijos del Rey podemos decir que pertenecemos a este reino”, expresó el padre Jorge.
“Que este movimiento de Renovación siga promoviendo el Reino de Dios a través de sus carismas”, concluyó el sacerdote.