Ana María Ibarra
Un problema de fe y de falta de conciencia de la gente es la falsificación y venta de tarjetas pre bautismales y constancias de Confirmaciones, principales documentos apócrifos que circulan en la diócesis y se promocionan a través de redes sociales.
Así lo asume el padre Jorge Pablo Lozano, coordinador de la Dimensión de la pastoral de evangelización y catequesis, al asegurar que este delito (incluído en el Código Penal Federal) no ha podido ser erradicado ya que la Iglesia, en su misericordia, no ha interpuesto una querella para que se castigue a los responsables.
Falta de evangelización
Para el padre Jorge Pablo, la falsificación y venta de documentos es consecuencia de que la Iglesia no ha sabido responder a la evangelización y no ha llegado a la conciencia de la gente.
“Que haya gente que elige el mal como una opción para recibir dinero, es signo de que no hemos llegado a su corazón. Ha fallado la evangelización de los fieles, del pueblo y, al no estar evangelizados, ven como ganancia lo inmoral, lo injusto, la mentira. No se tientan el corazón para querer engañar a la Iglesia y a la gente”, dijo el sacerdote.
Los más perjudicados
Pero el encargado de la evangelización y pastoral catequética en la diócesis advirtió que los más perjudicados son quienes compran estos documentos apócrifos, porque algunos creen que son válidos y que en las parroquias se los aceptarán, lo que no es así.
“A nosotros no nos engañan, sabemos detectarlos, lo único que hacemos es llamarles la atención y retenerles los documentos”, dijo el sacerdote.
Añadió que algunas personas, al realizar esta conducta y ser descubiertos, reconocen que se les hizo fácil y ofrecen disculpas.
“Otros se van muy disgustados, aferrados a que son originales y quieren que se los regresemos, pero no lo podemos hacer. La gente no entiende que si va a la Iglesia no se le cobra nada, sólo el tiempo de la catequesis o curso, pero creen que con el dinero todo lo pueden comprar”, afirmó.
Aclaró que las personas que optan por comprar documentos falsos, regularmente no son gente de Iglesia.
“Tal vez tiene algunos sacramentos, pero es gente que nunca se acerca a la Iglesia, no hacen su opción por Dios, no le han dado tiempo a Dios para que los ayude a encontrar la verdad y la esperanza”, afirmó.
Madre misericordiosa
Para el sacerdote, erradicar este delito no será fácil mientras no se tomen medidas drásticas.
“La falsificación de documentos es un delito con pena de cárcel y de multa, porque son documentos oficiales. (Quienes venden estos documentos falsos) es gente que abusa y engaña a los demás. Nosotros a quienes los presentan, lo único que hacemos es darles una llamada de atención y quitarles el documento. Y si quieren, pueden tomar sus pláticas válidas para recibir su sacramento”, explicó.
El padre Jorge Pablo afirmó que al ser esta conducta un delito, la diócesis tendría que acudir a Fiscalía a interponer una demanda exigiendo se castigo para los responsables, sin embargo, dijo, la Iglesia se actúa con misericordia.
“Detectarlos es fácil porque se promocionan en redes sociales, pero ante todo somos Iglesia y debemos actuar con misericordia aun con el que se equivoca”, expresó. Y añadió que la Iglesia cree en la conversión de la gente.
“Creemos que la gente puede entender que están haciendo mal y convertirse, es lo que pedimos y oramos. Con los cursos de evangelización queremos fortalecer la fe de los fieles, adoctrinar su conciencia para que no compren estos documentos”, dijo para finalizar:
“Los invito a aceptar la disposición que la Iglesia pide. Ir a los cursos, dar la oportunidad a que la Iglesia les enseñe, les ilumine su vida, su conciencia y que cambien la actitud de lucrar con esto. Recordemos que lo que nos enseña el Señor es tomar la Cruz, es darse y no las cosas fáciles”, finalizó.
Son secretarias expertas en detectar tarjetas falsas
Con seis años como encargada de la secretaría parroquial de Santa Cecilia, Hilda Torres ha tenido que lidiar no sólo con un posible engaño, sino también con la agresión de fieles que acuden a solicitar un sacramento con documentos falsos.
Tarjetas de pláticas pre-bautismales y constancias de Confirmaciones falsas, son los documentos que la secretaria recibe más comúnmente.
“Es muy constante que la gente compre documentos falsos para no ir a las pláticas. La verdad, al inicio sí se me fueron algunos porque no sabía identificarlos bien”, compartió Hilda.
Agregó que se dio cuenta de que varios de los documentos eran muy similares, con el mismo sello y con el logotipo de las parroquias.
“Parecen verídicos. El que me enseñó fue el padre Panchito, (diácono Francisco Lazo) que en paz descanse. Una vez una persona llevó documentos falsos y, cuando le dije que eran falsos me los quiso quitar, en eso entró el padre Panchito y se los mostré. Él los tomó y ya no los soltó”, recordó Hilda.
Capacitadas y expertas
Agregó que las últimas veces que recibió documentos para el sacramento, se dio cuenta de una nueva modalidad.
“Ahora los hacen como si fueran parroquias de otras ciudades para confundirnos, pero ya sabemos reconocerlos. Hacemos lo posible por verificarlos delante de ellos, pero por los distintos horarios de oficina, la gente se desespera”, dijo.
Además de la experiencia personal que las secretarias van adquiriendo, ellas también reciben capacitación en los encuentros que organiza la diócesis para estas servidoras, dos veces por año.
Experiencias
La servidora parroquial dijo que cuando les dicen a los solicitantes que los documentos son falsos y se los retienen, se ponen agresivos e insisten y alegan que sus documentos son originales o argumentan que les fueron proporcionados por los padrinos.
“Me han tocado personas que me gritan, me insultan y algunos son tan agresivos que parece que nos quieren golpear. No les podemos regresar sus documentos para que no sigan circulando”, aclaró.
Hilda ha tenido que lidiar incluso con personas conocidas en la comunidad y que presentan documentos falsos de la misma parroquia.
“Una vez, en el día del Bautismo me di cuenta mientras hacía la constancia. Era una persona conocida, fiel de la parroquia. Le hablé a la señora y me negó que eran falsas, pero lo revisé en mis libros y no estaba. La señora lo aceptó y me pidió que no le dijera al padre”, compartió.
Pero Hilda se negó y dio parte al párroco, pues estaba en riesgo su credibilidad como secretaria.
“Las tarjetas tenían la firma falsificada del padre. Él me pidió las tarjetas para investigar”.
También recordó la vez en que una muchacha acudió queriendo comprar una constancia de Confirmación porque quería ser madrina.
“La muchacha casi lloraba y ofreció “donativo”. Lo que hice fue hablarle al padre para que él hablara con ella”, compartió.
Delito de cárcel
Ante las circunstancias, en la oficina parroquial se tienen a la vista los artículos del Código Penal Federal que indican las sanciones por el delito de falsificación de documentos.
“Se les deja muy claro que es un delito, que los perjudica a ellos y a otras personas, y que se castiga con la cárcel”, dijo la secretaria.
Hilda quiso por este medio hacer conciencia en la gente e invitarla a que no compren documentos falsos.
“Una señora me dijo que le costaron 200 pesos. Lo que puedo decirles es que no los compren porque no les van a servir, se los van a retener”, finalizó.