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El Papa dio la bienvenida a los nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede a quienes ofreció sus mejores deseos y les aseguró el apoyo de todas las instancias “para ayudarles en el cumplimiento de sus responsabilidades”.
Su misión en un momento de gran desafío
El Obispo de Roma dirigió una alocución a los diplomáticos recordando un fragmento del mensaje dirigido al mundo: Momento Extraordinario de oración, el pasado 27 de marzo, momento marcado por la propagación acelerada de la pandemia:
“Su misión comienza en un momento de gran desafío para toda la familia humana. Incluso antes de la pandemia de Covid-19, estaba claro que 2020 sería un año de necesidades humanitarias urgentes debido a los conflictos, la violencia y el terrorismo en diferentes partes del mundo. Las crisis económicas están causando hambre y migraciones masivas, mientras que el cambio climático aumenta el riesgo de desastres naturales, hambrunas y sequías. Y ahora la pandemia está exacerbando las desigualdades ya presentes en nuestras sociedades; de hecho, los pobres y los más vulnerables de nuestros hermanos y hermanas corren el riesgo de ser descuidados, excluidos y olvidados”.
Estamos en el mismo barco
El Papa insistió en que cualquier respuesta a la emergencia que vivimos a nivel global pasa por la comprensión de un hecho: “La crisis nos ha hecho comprender que estamos «en el mismo barco, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de consuelo”.
Diálogo y cooperación sinceros
Francisco continuó su mensaje afirmando: “Hoy, quizás más que nunca, nuestro mundo cada vez más globalizado requiere urgentemente un diálogo y una cooperación sinceros y respetuosos, capaces de unirnos para hacer frente a las graves amenazas que se ciernen sobre nuestro planeta e hipotecar el futuro de las generaciones más jóvenes”.
El Obispo de Roma subrayó a los diplomáticos que “La presencia de la Santa Sede en la comunidad internacional está al servicio del bien común mundial, llamando la atención sobre los aspectos antropológicos, éticos y religiosos de las diversas cuestiones que afectan a la vida de las personas, los pueblos y las naciones enteras”.
Fomentar la cultura del encuentro
El Papa expresó sus deseos de que la actividad diplomática que los embajadores realizan “fomente la «cultura del encuentro» (Fratelli tutti, 215), tan necesaria para superar las diferencias y divisiones que tan a menudo obstaculizan la realización de los altos ideales y objetivos propuestos por la comunidad internacional. Cada uno de nosotros está invitado, de hecho, a trabajar diariamente para la construcción de un mundo cada vez más justo, fraternal y unido”.
Francisco se despidió pidiendo las bendiciones divinas sobre las familias, colaboradores y compatriotas de cada uno de los representantes diplomáticos.