Ana María Ibarra
En un gesto de hermandad y solidaridad, un grupo de laicos, en su mayoría de la comunidad de Dios Padre, acudieron el pasado sábado 21 de noviembre al hospital número 35 del Instituto Mexicano del Seguro Social para orar por los enfermos, sus familias, y el personal médico, además de llevar alimento y bebidas para compartir con ellos.
Fruto de la oración
En respuesta al llamado de interceder unos por otros, a través de su oración Oscar Rivera ha tenido presente en este tiempo a todas las personas que se encuentran en los hospitales, tanto a los enfermos como a sus familiares y personal médico.
Fue en uno de esos momentos de oración cuando Oscar sintió como parte de su misión el acudir a llevar tanto alimento corporal, así como alimento espiritual a esas personas.
“Platicando con mi amiga Ingrid nos organizamos para ir a orar por los enfermos y llevar alimento a los familiares de los enfermos”, compartió Oscar.
Dijo que luego, al platicar con una familiar que trabaja en el hospital y que se contagió de Covid, descubrió la frustración, el miedo y la preocupación del personal médico, que han visto a sus compañeros morir.
“Ella tiene muchos años trabajando, pero después de que se contagió comenzó a dudar de si en verdad esa era su vocación. A través de ella, Dios me hizo ver que el personal médico necesita nuestra oración, nuestras palabras de aliento”, añadió.
De esta manera, Oscar hizo la convocatoria y varios respondieron.
“Algunas señoras de la comunidad de Dios Padre nos donaron burritos, otras personas nos donaron agua, algunos llegaron directamente con sus donaciones al hospital. Nos acompañaron también una hermana de la comunidad de María Reina del Universo y dos de El Señor de la Misericordia”.
Experiencia hermosa
El sábado, el grupo de laicos se ubicó en la entrada del estacionamiento del personal médico con una mesa y una imagen del Señor de la Misericordia.
Desde ahí compartieron un burrito, botellas de agua y un Rosario a quienes iban terminando turno, así como aquellos que llegaban.
Igualmente, con cartulinas en mano, mostraron su apoyo y agradecimiento a médicos, enfermeras y enfermeros del nosocomio quienes, conmovidos, agradecieron el gesto de solidaridad.
“Tengo en la memoria a una mujer, que pienso era una doctora, que salió en una camioneta muy bonita. Nos acercamos a darle un burrito y agua, le dijimos que Dios la ama, que estamos por ellos y que la misericordia de Dios está con ellos, y la vimos llorar. Nos dimos cuenta que sus necesidades son grandes”, externó Oscar.
“Tratamos de acercarnos a todos: los de las ambulancias, guardias de seguridad -que se encontraban decaídos porque había muerto uno de ellos pues son los que atienden a los médicos y enfermeros-, e incluso a los de las carrozas que llegan por los fallecidos”.
Al concluir la salida y entrada del personal médico, los laicos se dirigieron a la entrada del área de urgencias para orar por los enfermos y sus familias, cantando alabanzas y rezando el Rosario y la Coronilla.
“Mientras estaban las alabanzas, el guardia del área de urgencias Covid, abrió la puerta para que el canto se escuchara hasta adentro. Fue una experiencia hermosa”, dijo Oscar.