Alejandra nos comparte su testimonio como agente de la Pastoral de la Cárcel, una misión de amor y misericordia que también realiza la familia Zamora.
Alejandra Capallera es una ex presa que se integró a la Pastoral Penitenciaria luego de que pudo ser testigo y depósito del amor que prodigan los agentes de este servicio de la Iglesia católica en el Cereso.
Luego de estar cinco años presa, Alejandra hoy es una de las más animosas integrantes de la Pastoral Penitenciaria y en la junta informativa compartió como los asistentes lo mucho que le alegraba el momento en que los agentes de la Pastoral Penitenciaria llegaban al Cereso.
“Yo no tenía visitas así que ellos se volvieron parte de mi familia. Sabía que había fallado, pero al escuchar a los agentes se reavivaba mi esperanza de ser una mejor persona”, dijo.
“Por eso me integré a la pastoral, para llevar el cariño, porque se necesita llevar ese mensaje de Dios. Es una labor bonita llevar amor a las internas”, dijo.
Toda su familia en PP
“Estuve en la cárcel, y me visitaron” es la cita bíblica de Mateo que la familia Zamora tiene muy presente e hizo que todos sus integrantes se unieran al servicio que presta la Pastotral Penitenciaria en la Diócesis de Ciudad Juárez.
Desde hace dos años Daniel y Julia, Carlos y Daniel visitan a internos del Cereso todos los domingos, para llevarles compañía y la Palabra de Dios.
Daniel, el padre, compartió que fueron sus hijos los que empezaron con este servicio, y fue al ver su alegría y lo que platicaban de su experiencia lo que lo animó a él y a su esposa a unirse.
“Fue un llamado que Dios me hizo a través de mis hijos, porque fueron invitados a participar de esta misión y cuando ellos regresaban a la casa veía el entusiasmo, la alegría, eso me contagió y me permitió interesarme y busqué los medios para poder entrar”, dijo.
Expresó que como voluntarios buscan llevar un poco de consuelo a los internos, que se sientan escuchados y apoyados.
“Estamos para brindarles el apoyo que ellos necesiten y a la vez ellos nos brindan cariño, buenas vibras y nos motivan a seguir visitándolos. Antes íbamos cada 15 días y hoy vamos cada semana”, relató.
“Al llegar a casa después de una visita nos sentimos bendecidos de tener libertad. Sabemos que ellos cometieron un error, pero esto no es para que ellos se sientan condenados, sino deben saber que hay esperanza” dijo.
Agentes y voluntarios
“Hacen falta más personas que den ese acompañamiento porque las internas se sienten solas, y están deseosas de que se les escuche”.
Tomasa Muñoz Alvarado
30 años en la Pastoral Penitenciaria
“Vinieron más personas de las que hubiera imaginado y lo bonito es que vienen con propuestas y nuevas ideas…El simple hecho de que el papa visitara la cárcel y todas las intenciones que nos dejó, nos compromete a canalizar todas estas buenas intenciones”.
Mónica Sernas
14 años en la Pastoral Penitenciaria
“Me enteré de esta junta por el Periódico Presencia. Desde antes que viniera el papa Francisco quería integrarme a la Pastoral, ahora quiero unirme a este grupo y apoyarlos”.
Juan Alfredo Miranda
María Madre de la Iglesia
“Me interesó conocer más de ellos, el cómo evangelizan a los internos al Cereso y el hecho de visitar a personas que quizás se equivocaron, pero son personas”.
Oscar Daniel González
San Lorenzo
“El Santo Padre dijo: póngale atención a los que ni si quiera tomamos en cuenta, entonces me siento privilegiada de estar en esta junta. Me sorprendo de ver la necesidad de todos los internos que están olvidados de su familia y que necesitan un oído que los escuche”.
Ana Minjares
San Isidro Labrador
“Es buen momento para pedir por los presos… los servidores me dejaron esa invitación a acompañar a personas que necesitan de Cristo”.
Karla Yadira Gaytán
Santísimo Sacramento