En la Solemnidad de Cristo Rey, el obispo animó a los cinco futuros diáconos a perseverar en esta misión de servicio a la Iglesia.
Diana Adriano
El obispo don José Guadalupe Torres Campos presidió la admisión de cinco candidatos al diaconado permanente en la celebración eucarística por la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, realizada el pasado domingo 20 de noviembre en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Fieles católicos que se reunieron llenos de alegría, esperanza y fe por la fiesta solemne, atestiguaron la admisión de Everardo Palacios, Eduardo Tovar, Luis Manuel Juárez, Marco Antonio Martínez y José Efraín Luna, padres de familias que han perseverado en un largo camino de preparación para esta nueva misión.
Actitud de fe y amor
Después de la lectura del Evangelio, monseñor Torres reflexionó con los futuros diáconos, sus familias y todos los laicos presentes, sobre la importancia de que Cristo reine en la vida de cada uno, no solo de palabra y de manera superficial, pues es Él quien da sentido a la vida.
“Queridos hermanos que han manifestado su deseo de ser ordenados diáconos… este es el momento oportuno para presentarnos ante el Rey del Universo con una actitud de fe y amor. Presentarnos ante el Rey con gratitud, pues nunca debemos perder el ser agradecidos por todo lo que nos da”, manifestó.
Explicó que cuando Dios elige para una misión particular, es para que colaboremos con la dimensión misionera de la Iglesia, por lo que motivó a los candidatos a tener un espíritu de servicio, como Jesús, que no vino a ser servido, sino a servir.
“Hoy es un buen momento para renovarnos ante Cristo Rey del Universo, y decirle: Señor, te agradezco tu amor y tu bendición. Para pedirle perdón por nuestras ofensas y hacer un esfuerzo muy grande por hacer presente su Reino de gracia y verdadera alegría, en un mundo lleno de sufrimiento, angustia y tristeza”, remarcó el obispo.
Rito de admisión
Luego del mensaje se llevó a cabo el rito de la admisión al diaconado permanente.
En un primer momento, el padre Benjamín Gaytán, director de la Escuela del Diaconado Permanente, nombró uno por uno a los futuros diáconos, quienes subieron al altar y delante del señor obispo respondieron ‘presente’.
Acto seguido, monseñor Torres expresó “Queridos hijos, los pastores y maestros responsables de su formación y todos lo que aseguran conocerlos han dado de ustedes un informe favorable, del cual yo me fio plenamente..”.
Y posteriormente preguntó a los candidatos si deseaban continuar preparándose debidamente, y hacerse aptos para recibir en el momento oportuno el ministerio de la Iglesia por medio del Orden Sagrado, a lo cual los cinco afirmaron ‘sí quiero’.
La Iglesia recibió su propósito con alegría, y ya admitidos, los futuros diáconos se colocaron de rodillas mientras que el obispo, junto a la Iglesia reunida, oraron para que Dios lleve a término esta obra buena que en ellos ha comenzado.
“Señor, concédeles que perseveren en su vocación y que, unidos con amor a Cristo sacerdote, lleguen a ser aptos para recibir el ministerio apostólico”, dijo don Guadalupe.
Al ponerse de pie, todos los presentes ofrecieron un fuerte aplauso a los nuevos cinco candidatos al diaconado permanente.