Ana María Ibarra
Con el fin de obtener herramientas para el acompañamiento de niñas y niños en duelo, especialistas en tanatología y psicología, así como psicoterapeutas, participaron en la charla impartida por Carlo Clerico, Maestro en Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.
Tipos de duelo
Fue el pasado sábado 27 de enero cuando veinte personas recibieron la formación de parte de Carlo Clerico de manera virtual. Entre los asistentes se encontraban colaboradores y aliados del Centro Familiar para la Integración y el Crecimiento, CFIC.
“Niñas y niños en duelo ¿cómo acompañar?” fue la charla que impartió el especialista en tanatología, quien inició explicando los tipos de duelo que existen: Duelo natural o normal, duelo complicado y duelo anticipado.
“El duelo natural es el más común. Es a causa de la pérdida del vínculo por muerte o separación. El proceso va solo, no se necesita acompañar. El duelo complicado es difícil que ocurra, pues tiene que ver cuando la persona se instala en una etapa del duelo. Y el duelo anticipado es una ansiedad neurótica de ir anticipando el deceso. El acompañamiento es a la familia de la persona que está muriendo”, expuso.
Valor de la experiencia
El ponente propuso partir de la experiencia propia, para hacer un buen acompañamiento.
“No hay mejor teoría que la propia experiencia. Confiemos en ella”, dijo.
Asimismo, sugirió darse unos momentos en silencio antes de iniciar el acompañamiento para revisar emociones.
“Es darme cuenta de lo mío para que no me estorbe. Debemos ir con el propósito compasivo conmigo y con el otro”, expuso.
Con base en las recomendaciones propuestas por Carlo, los participantes se reunieron en equipos para reflexionar en dos puntos que el ponente señaló: duelos vividos y prejuicios sobre el duelo infantil.
Los niños y la muerte
Carlo explicó la comprensión cognitiva del concepto de muerte en los niños:
De 0 a 4 años de edad, hay una comprensión en espejo, es decir, si la familia está ansiosa en el duelo, el bebé también lo estará. Y ya que a los niños no se les lleva a los funerales, la angustia de separación se agudiza.
“No pensemos que a los bebés no les pasa nada con el duelo de la familia. En la medida en que la familia esté relajada, saludable, que exprese, que lloren enfrente del bebé, que sean normales, el bebé experimentará el duelo de manera normal”, señaló.
Entre los 5 y 7 años, para los niños la muerte es un concepto atractivo, sin embargo, no lo entienden y su comprensión es limitada.
“En las caricaturas se muere el gato y regresa. Los niños piensan que la muerte es reversible y que no nos va a pasar a nosotros. Frente alguna pregunta del niño, nuestra respuesta debe ser otra pregunta porque nos interesa saber qué es lo que piensa”, explicó.
Es a los ocho años cuando un niño puede descubrir que la muerte es irreversible y universal, aunque se empieza a trasladar a las ansiedades del futuro
Sugerencias
El ponente se comprometió a impartir una segunda sesión del tema y ofreció estas sugerencias para el acompañamiento en el duelo de los niños:
*A través del juego: Muñecos y dibujos para comprender qué hay en la cabeza del niño.
* Sintonizo con la emoción que está ocurriendo en el juego. Si se pone alegre, hago sintonía con su alegría, para después ayudarlo.
*Lenguaje no verbal. Empatizar con la emoción que expresa el niño.
*Reacción empática.
*Jugando es más fácil entender qué está pasando en el pensamiento y las emociones del niño.
*Con el niño moribundo: diálogo y silencio. Observación empática y profunda.