Ana María Ibarra
Con el fin de salvaguardar la integridad de sus cinco hijos, Franklin salió de Ecuador el 15 de diciembre del 2022. Su objetivo, como muchos otros migrantes, era llegar a Estados Unidos, sin embargo, al no haber sido aceptado en un primer intento como posible asilado político, y después de valorar su situación, decidió quedarse en esta ciudad.
Aunque peregrinó por las calles de la ciudad sin un estatus fijo, hoy recibe el apoyo del empresario José Mario Sánchez Soledad para darle a sus hijos una vida digna.
El calvario de una familia
Para Franklin el calvario inició cuando su mujer lo abandonó dejándole a sus cinco hijos, quienes oscilan entre los 4 y 11 años de edad. La situación se tornó difícil al tener que hacer frente a la deuda que su esposa también le dejó.
“Hace más o menos 2 años ella nos dejó. Me quedé a cargo de mis 5 niños. El último año se nos puso un poco complicado debido a que mi esposa tenía una deuda con prestamistas que allá los conocemos como colombianos. Se me hizo muy complicado cubrir todos los gastos y empecé a recibir amenazas”, compartió Franklin.
El padre de familia decidió salir de Ecuador con sus hijos, y recorrió Colombia y Panamá adentrándose en la selva. En Guatemala, Franklin conoció a otros migrantes, entre ellos Fredy Montes, venezolano.
“Llegamos aquí buscando ayuda y seguridad para mis hijos. En mi país es muy complicado poner una demanda por amenazas, pues se necesitan los datos de la persona que amenaza y en el caso de los prestamistas son muchos, a diario cambian. Más ayudan a los delincuentes que a las personas”, dijo el hombre de 36 años.
Franklin había contactado a una persona que lo ayudaría a llegar a Estados Unidos, pero al llegar a México ya no le respondió.
“Mi idea era cruzar o entregarme en el lado americano, pero algo me detuvo. Al pensar que podían regresarme a mi país o que me separaran de mis hijos, no tuve el valor de entregarme. Me quedé aquí y busqué refugio”, añadió.
El ecuatoriano buscó a su amigo Fredy, con quien estuvo en contacto todo este tiempo.
Venezolano lo ayudó
Fredy salió el 6 de octubre de Venezuela, tardó cinco días en atravesar la selva.
“Logré llegar a Nicaragua. Había un convoy del ejército pidiendo 500 dólares por persona para dejarnos pasar. No los tenía y me devolví a Costa Rica. Estuve en Panamá y en Guatemala conocí al señor Franklin, quien igual que yo estaba en condición de calle. Lo llevé conmigo a la Casa del Migrante”, contó Fredy.
Juntos siguieron hasta Ciudad Juárez y Fredy le sugirió a Franklin que fuera al grupo Beta para que se entregara y fuera llevado a un refugio junto con sus hijos.
«Yo podía aguantar. Estuve 5 días en condición de calle. Un lunes fui a la iglesia a recibir una ayuda de comida y de ropa y ahí estaba el señor José Mario. Nos dio una charla sobre los emprendimientos de trabajo y dijo que estaba en la disposición de ayudar”, relató Fredy.
El venezolano aceptó la ayuda. Fue llevado junto con otra familia a una casa en no muy buenas condiciones, pero sirvió para resguardarse del clima. Se le brindó la posibilidad de trabajar en una carpintería, lo cual aceptó con gusto.
Cinco hijos son su motor
Entretanto, Franklin fue sacado con sus hijos del refugio, ya que se le había cumplido el plazo estipulado para la permanencia, por lo que llamó a su amigo, quien al conocer la situación llamó al empresario para solicitarle apoyo para la familia ecuatoriana.
“Me dijo que me los trajera a la casa. José Mario nos ha brindado un apoyo incondicional, nos ha dado un abrigo, nos ha dado colchones nuevos. Ahora está ayudando al señor Franklin”, contó Fredy.
José Mario le planteó a Franklin lo que podía pasar con los niños al momento cruzar hacia los Estados Unidos, por lo que el padre de familia reflexionó en la mejor opción para sus hijos.
Muy agradecido
Ahora el siguiente paso es ayudar a Franklin con algunos trámites para que ingrese a laborar en una imprenta, ya que en Ecuador realizaba ese trabajo. También se consiguió una escuela para los niños, cerca de su sitio de trabajo.
“Doy las gracias a Fredy porque por él llegué acá y me llevó con el señor José Mario. No hay palabras para agradecer a las personas de buen corazón que se ponen en nuestro camino. Hemos estado conversando con los niños más grandes para tomar la mejor decisión para ellos”, dijo Franklin sobre sus hijos: un varón de 11 años, dos mujeres de 9 y 7 años y los menores de 6 y 4 años de edad.
“Estoy muy agradecido por todas las oportunidades que nos están dando. Dios pone personas en el camino para que uno tome las mejores decisiones. Las decisiones que tome de aquí en adelante serán por el bienestar de los niños”, finalizó.