Claudia Iveth Robles
Con una mirada de agradecimiento y la voz entrecortada, el padre Refugio Montoya agradeció el festejo que el pasado domingo 13 de septiembre le brindó la comunidad de la parroquia Cristo Rey, por sus 58 años como sacerdote, 13 de los cuales vivió como párroco de esa comunidad.
La Misa de acción de gracias fue presidida por el festejado y concelebró el padre Leonardo García, actual párroco de la comunidad.
“Es una alegría tenerlo en la comunidad de la cual fue párroco y dejó tantos frutos”, le dijo ante los aplausos de la comunidad.
En su homilía, el padre Montoya narró su camino en el sacerdocio desde que el 15 de septiembre de 1957, a las 7 de la tarde en la catedral, el obispo Manuel Talamás le impuso las manos en su cabeza, le ungió sus manos con aceite y perfume e hizo una oración de consagración que lo convirtieron desde ese momento en sacerdote.
“Lo que haga, lo que hice, lo que haré, desde 1957 hasta el día de hoy, son acciones sacerdotales”, dijo el padre Montoya.
Narró que su primer destino fue la parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, luego lo enviaron a la comunidad de El Millón y luego a Catedral, donde, dijo, los fieles se confesaban bastante.
Contó de su servicio en VillaAhumada Cristo Sumo y Eterno Sacerdote y La Divina Providencia, donde implementó la catequesis.
“Dicen que la catequesis es mi fuerte, hay que hacerla de todo ‘Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio”, expresó el sacerdote.
Después me mandaron a Jesús Maestro estuve con los Talleres de Oración; y en Cristo Rey empezó el sistema de evangelización; para después ir a San Francisco de Asís y de vuelta a La Divina Providencia, donde actualmente es vicario.
Al final de la misa el padre Leonardo García le dijo: “Gracias por que usted siempre ha sido un muy excelente catequista, no sólo por fama, sino por el don que el Señor le concedió en esos 58 años que ha servido a la Iglesia; a mí me toca recoger los frutos que usted ha sembrado en esta parroquia, y yo sembraré algunos y vendrá otro a recogerlos”.
“Admiramos su sacerdocio por esa entrega y fortaleza, la comunidad de Cristo rey ofrece un ramillete espiritual, por los 13 años que fue párroco le ofrecemos rosarios, hora santa, misas, comuniones, oraciones”, puntualizó.
Al final el padre Montoya agradeció el gesto en tono de broma: “Siento que me ponen una inyección de insulina…se siente uno confortado al ver que uno siembra, otro riega y otros recogen los frutos… que Dios sea el buen sembrador”, dijo contento.