Diana Adriano
El pasado domingo 2 de febrero, la comunidad de San Felipe de Jesús se reunió con gran entusiasmo para celebrar su fiesta patronal, una jornada llena de fe, convivencia y tradiciones que fortalecen los lazos entre los feligreses.
Desde temprana hora de la mañana, los asistentes disfrutaron de un ambiente festivo con una variada oferta de antojitos mexicanos, como enchiladas, gorditas, tacos y elotes, así como una selección de postres, entre ellos pasteles que endulzaron la celebración.
Pero la primera actividad del día fue la carrera pedestre en dos categorías, de 5.5 Km y 2.5 km que comenzó a las 8 de la mañana, a la par de la primera misa celebrada por el párroco, padre Patricio Pelayo.
Aunque la fecha oficial es el 5 de febrero, el festejo se adelantó al domingo más cercano para que más personas pudieran participar, según comentó Sandra Leticia Rodríguez, secretaria parroquial.
Las tradicionales danzas no se hicieron esperar, y frente al templo los matachines llenaron de energía el ambiente mientras los “diablos”, personajes característicos de las danzas, hacían de las suyas entre los asistentes.
La música en vivo animó aún más la jornada, poniendo a bailar a chicos y grandes en un ambiente de convivencia y fiesta.
Misa solemne
La celebración se extendió hasta el miércoles 5 de febrero, cuando la comunidad vivió con gran fervor una misa solemne, presidida por el obispo don José Guadalupe Torres Campos en punto de las 7 de la tarde.
Durante su homilía, el obispo animó a los feligreses a seguir caminando juntos como comunidad, fortaleciendo su fe y unidad.
El padre Patricio Pelayo, párroco de la comunidad, concelebró la Eucaristía y expresó su alegría por la presencia del obispo, agradeciéndole su cercanía con la comunidad en esta fecha tan especial.
La comunidad
La comunidad de San Felipe de Jesús, erigida el 19 de febrero de 1966, cuenta con un hermoso templo que es una de las joyas históricas de la diócesis, el quinto más antiguo en la ciudad.
Se desprendió de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de la cual fue, antaño, una modesta capilla.
A lo largo de los años, esta comunidad ha florecido arraigándose profundamente en la identidad religiosa y cultural de su entorno, la también tradicional Colonia Hidalgo.