Mons. J Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo siempre con mucho cariño y con afecto de padre y pastor. Siempre es para mí un gusto mantener este contacto de mensaje para todos y cada uno de ustedes.
Hoy quiero compartirles que esta semana, del 7 al 11 de noviembre tendremos los obispos nuestra asamblea número 102 del episcopado mexicano, y para mí es una alegría encontrarme con mis hermanos obispos y sentarnos a convivir, a platicar, a compartir temas de interés para la Iglesia mexicana entre nosotros, y luego ya aplicar lo que reflexionemos en nuestra propia diócesis. Sin duda alguna espero aprender de mis hermanos obispos, de la reflexión y la oración.
Espero una semana muy intensa, así son siempre nuestras asambleas episcopales, se trabaja prácticamente todo el día, desde el amanecer hasta anochecer, hay una muy buena asistencia de obispos, cada vez son más, arriba de 100, 110, 116 los que hemos participado en las últimas asambleas. Estamos preparando el estudio y la reflexión y espero en próximos momentos compartirles qué es lo que tratamos, cuál fue el fruto de nuestra reflexión. Tal vez estando allá me comunique y les platique y el próximo domingo pueda compartir con ustedes qué fue lo que vivimos, lo que compartimos. Lo importante es pedirles que oren mucho por todos los obispos, es importante la oración de todos nuestros fieles por los obispos, por mí y por todos los obispos, para que esta asamblea episcopal la vivamos con mucha fe, con mucha responsabilidad, con mucha gracia de Dios, pensando siempre en la Iglesia, pensando siempre en los fieles y en ser una Iglesia como nos pide el papa, una Iglesia de compromiso.
Algo muy importante que va a ser al inicio con una misa mañana lunes, y es una misa de bienvenida al nuevo nuncio. Como ustedes ya sabrán, el papa ha nombrado a un nuevo nuncio, el señor arzobispo Francis Coppola, que acaba de llegar a la Ciudad de México y que, yo no lo conozco, pero el día de mañana tendré oportunidad de conocerlo, saludarlo… le ofreceremos una Eucaristía en la Basílica, para darle la más cordial bienvenida.
Espero saludarlo personalmente en estos días y ¿por qué no? hacerle la invitación para que en alguna ocasión nos visite a nuestra diócesis. Es el representante del papa entre nosotros.
Escucharemos el mensaje que nos manda el papa a través del nuncio, para que acojamos con beneplácito las palabras del papa en él y así vivir intensamente estos días de la asamblea episcopal.
Es importante, repito, que ustedes, todos los fieles de la diócesis, nos mantengamos unidos en la oración y pidamos siempre por el episcopado mexicano, para que seamos mejores obispos, mejores pastores, con olor a oveja, como lo está pidiendo el Santo Padre y así dar ejemplo, testimonio de una verdadera fe, de un verdadero servicio de fidelidad y entrega a nuestras diócesis.
En mi caso, que yo me entregue todavía más a ustedes, a la comunidad diocesana, a mis sacerdotes, a mis consagrados religiosos y religiosas, a mis seminaristas, y sobre todo a todos ustedes, mis fieles laicos, siempre entregados, siempre comprometidos. Me siento siempre muy cercano a ustedes en aprecio y en cariño y de mi parte también los llevaré conmigo siempre. Los tengo presentes en mis oraciones y cuenten con mi bendición aunque esté lejos, pero siempre estarán mi corazón, y estaré con cada uno de ustedes.
Dios los bendiga y la próxima semana les platicaré qué fue lo que trabajamos en esta asamblea. Les doy mi bendición, la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes.