Ana María Ibarra
Tras catorce años de pastorear la comunidad parroquial de San Carlos Borromeo, el padre Pedro Luis Reyes se despidió con una misa de agradecimiento a los servidores por su trabajo y esfuerzo, pero sobre todo por el cariño y la paciencia que le tuvieron en este tiempo. Así lo dijo en la celebración que presidió el pasado 15 de julio.
Momento emotivo
Con una misa de acción de gracias, a Dios -primeramente- por sus dones, y a la comunidad por su entrega, el padre Pedro Luis compartió un momento emotivo con la gente que lo acompañó desde hace 14 años en el trabajo parroquial que, dijo, estuvo lleno de aciertos y desaciertos.
“Quiero agradecer el don de la vida, el don de la fe. La Iglesia viva que me ha acompañado, los momentos de dolor, de alegría, muchas familias con las que he compartido los alimentos y en otros casos algún dolor que compartieron conmigo”, expresó durante la homilía.
Añadió que es la comunidad, los servidores, parte de la vida del ministerio que va forjando al sacerdote.
“Doy gracias a Dios por todos los servidores: monaguillos, el Movimiento Familiar Cristiano, que me ha enseñado tanto; los ministros de comunión, los coros, a todos agradezco la fidelidad. A pesar del clima, siempre dispuestos en la celebración”, resaltó.
El padre Pedro Luis también pidió perdón por sus desaciertos.
“Perdón por esos momentos de mi fragilidad, por las veces que los hice sentir mal”, lamentó.
Una anécdota
El padre Pedro Luis resaltó la fe y el servicio de los laicos en Ciudad Juárez, algo que le impactó a su llegada a esta frontera, hace más de 26 años.
De manera especial, compartió una anécdota que vivió recién llegado a la parroquia El Señor de los Afligidos, un Viernes Santo cuando al prepararse para dar inicio al Vía crucis, se soltó una polvareda y él pensó en suspenderla, pero la gente se fue congregando a pesar del clima.
“Eso me impactó mucho. Nunca había vivido algo así, tanto aire y tanta tierra y la gente llegando para dar inicio al Vía crucis. Una servidora me dijo que no se podía suspender, porque la gente ya estaba lista para salir. Y así, hay muchas anécdotas más”, dijo.
Añadió que la presencia viva y el trabajo de los laicos le han ayudado mucho en su ser sacerdote.
“La palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre el seguimiento de Jesús que implica tensión. Gracias por este don, por este momento celebrativo. Gracias por ese esfuerzo y ese aporte”, resaltó.
Al final de la misa, los fieles se acercaron al sacerdote con muestras de cariño y como agradecimiento, la comunidad preparó una amena convivencia.