Tiene sede en la parroquia Todos los Santos
Ana María Ibarra
Después de haber vivido un duelo por el fallecimiento de su hija, José y su esposa Julia tomaron un taller de duelo en el Centro San José de la Ciudad de Chihuahua, donde pudieron sanar ese sufrimiento.
Conscientes de haber recibido una gran bendición, el matrimonio no quiso quedarse con ella y buscaron la manera de que el centro llegará a Ciudad Juárez para dar apoyo a personas en situaciones similares a la de ellos. Así, desde febrero de este año, el Centro San José inició una serie de talleres en apoyo a la comunidad.
Su llegada a Juárez
Julia y José propusieron al coordinador del taller, Manuel Pérez, iniciar una extensión en Juárez. “Manuel nos dio tres requisitos: la autorización del obispo, una parroquia sede y un párroco que aceptara el movimiento. El padre Amadeo Ruíz aceptó el movimiento desde un principio y pidió al padre Amadeo le ayudara a entrevistarse con el obispo.
“Tenemos desde el mes de febrero. Empezamos con el taller de ‘Jesús Libera etapa 1’, ‘Acompañamiento 1 y 2’ que es la esencia del Centro San José”, compartió José.
El centro apoya a la gente a enfrentar un duelo profundo y en lugar de resistirse, logran acogerlo y, de esa manera, superarlo y redimirse.
“Nuestra mision es acoger a toda la gente que está en duelos profundos y no tan profundos. Centro San José tiene puertas abiertas para todas las personas que estén pasando por cualquier tipo de duelo, divorcio, perdida de un hijo, perdida de relaciones familiares o de bienes materiales”, explicó.
“A diferencia de otros centros, este ministerio es eucarístico porque es trabajo de Dios y del doliente”, dijo José en alusión al taller “Pérdidas y duelos”.
Misión y objetivo
José compartió que la misión del centro es ser una comunidad de oración que acoge a personas, parejas o familias que sufren heridas emocionales o espirituales, mientras que el objetivo es que tengan relaciones adecuadas, alcancen armonía y el desarrollo de su ser integral.
“El objetivo es sanar, porque una persona que esta lastimada lastima a los que están alrededor. Primero es buscar la salud espiritual para vivir una relación armoniosa y así poder salir a servir libre, ayudar a las personas que sufren un dolor igual, parecido o mayor”.
El equipo del centro, ubicado en la parroquia Todos los Santos, toma talleres como una preparación para después ellos impartirlos.
“Lo que se recibe es para compartirse, así son los dones del Señor”, finalizó José.
Experiencia del padre Amadeo
Luego de contactos con el obispo, el sacerdote asesor del grupo en Chihuahua, y el padre Beto Luna, asesor de la Comisión de Justicia y paz de la diócesis local, el padre Amadeo Ruíz, párroco de Todos los Santos, comenzó a acompañar al grupo y a cada persona que así lo solicita.
“Saben que cuentan conmigo. Este apoyo consiste en un acompañamiento espiritual para aquellos que lo han requerido y en los talleres hacer presencia en la medida en que me es posible. Para el grupo es importante el alimento espiritual, especialmente la Eucaristía por lo que tomaron la iniciativa de antes de la reunión asistir a la misa”, finalizó.