Ana María Ibarra
La oración es uno de los pilares de la Cuaresma, por ello la Iglesia insiste a los fieles fortalecer la oración constante en este tiempo litúrgico. Una manera de orar es a través de la Liturgias de las Horas, definida como la oración oficial de la Iglesia. Para conocer acerca de esta manera de orar, el padre Alfonso García, Vicario de Pastoral de la Diócesis, compartió con Presencia una reflexión.
Una alabanza a Dios
Definida como la oración oficial de la Iglesia, la Liturgia de las Horas está compuesta por Salmos, himnos y lecturas bíblicas, así como oraciones que se rezan en los distintos momentos del día para santificar el tiempo, la jornada y el trabajo de cada día.
El padre Alfonso agregó que la Liturgia de las Horas es una alabanza continua a Dios y una prolongación del sacrificio eucarístico.
“Por mucho tiempo se pensó que la Liturgia de las Horas era solo para sacerdotes y religiosos, pero a través del Concilio Vaticano II los laicos también están llamados a rezarla, porque así participan en la oración de la Iglesia. Al rezarla todos nos unimos a la alabanza a Dios cumpliendo nuestro compromiso bautismal”, expuso el sacerdote.
Resaltó que rezar la Liturgia de las Horas santifica la jornada, marca los diferentes momentos del día con la oración, transforma la jornada en una ofrenda a Dios y recuerda al cristiano que está constantemente en su presencia.
“La Liturgia de las Horas ayuda a profundizar en la Sagrada Escritura, nos alimenta de la Palabra de Dios y nos fortalece en nuestra vida espiritual. La Palabra de Dios nos ayuda a crecer en la fe, en la vida de oración, a profundizar en el misterio Pascual de Cristo, nos hace sentir miembros de una Iglesia que suplica y nos ayuda a los laicos y consagrados a vivir nuestra vocación bautismal intercediendo por el mundo”.
En Cuaresma
El entrevistado afirmó que la Liturgia de las Horas debe rezarse siempre, sin embargo, en la Cuaresma es especial, pues ayuda a vivir este tiempo profundizando en la conversión, como preparación a la Pascua.
«Los Salmos y las lecturas de la Liturgia de las Horas de Cuaresma nos invitan al arrepentimiento, a la humildad y a la confianza en la misericordia de Dios. Por lo tanto, nos introducen en la suplica de perdón y de renovación interior. Nos lleva a ese camino de Cristo a la Cruz y a la Resurrección, nos fortalece en la penitencia y el sacrificio uniendo nuestra oración con la Iglesia”, señaló el sacerdote.
En ese sentido, el padre Alfonso aseguró que rezar la Liturgia en este tiempo es propicio y conveniente, ya que la palabra de Dios va llenando al cristiano y lo purifica.
“Meditar la Palabra de Dios a través de la Liturgia de las Horas nos transforma y produce fruto en nuestra vida. Orar en los distintos momentos del día nos recuerda que la Cuaresma es un tiempo especial para el encuentro con Dios”.
Escuela de formación
El sacerdote mencionó que se debe motivar a las personas a rezar la Liturgia de las Horas ya que este medio de oración es una escuela de formación espiritual y discipulado para adherirse a Jesús.
“Se puede empezar con las horas principales como son Laudes por la mañana, Vísperas por la tarde y Completas por la noche. Cada una está estructurada a la hora del día. Es necesario conseguir el libro, aunque ahora por medio del internet se puede buscar una aplicación confiable que nos ayude a rezar la Liturgia de las Horas”, sugirió.
Señaló que las tres horas litúrgicas antes mencionadas son las principales y apropiadas para aquellas personas que van a iniciar esta práctica.
“Se debe rezar con calma, meditando, no precipitadamente, tampoco recitar ni repetir, sino orar desde el corazón, desde el alma, que las frases vayan formándonos, y detenernos en alguna frase que nos llame la atención y meditarla, descubrir por qué me ha llamado la atención y qué me dice Dios a través de ella. Puede que tenga que ver con el momento que estoy viviendo”, mencionó.
Todas estas características hacen a la Liturgia de las Horas un valioso instrumento formativo para el cristiano.
Encuentro con Jesús
Al compartir su experiencia personal con esta oración, el padre Alfonso dijo que la Liturgia de las Horas le ha formado y le ha permitido tener un encuentro con Jesús a través de los Salmos y las lecturas bíblicas.
“Cada Salmo, cada lectura tiene un mensaje en su momento. Me ha ayudado a profundizar más en el sentido de lo que soy como sacerdote; a santificar mi día, a encontrar paz, fortaleza; a mantener una relación con Jesús, con Cristo Vivo”, expresó.
Dijo que la Liturgia de las Horas se puede rezar individualmente, pero también en comunidad.
“Lo importante es iniciar a rezarla, conocer qué es y darnos la oportunidad de crecer y fortalecer nuestra fe a través de esta escuela magnifica, y dejar que el Espíritu Santo, a través de esta práctica de oración, vaya transformando nuestro corazón”, motivó el también párroco de San Francisco de Asís.
“Los invito a que se den la oportunidad de conocer y practicar la Liturgia de las Horas. Vivirla en comunidad, como Iglesia, para que puedan ir profundizando y aprendiendo a rezarla. Con toda seguridad que el Espíritu Santo es el que nos va a ayudar, a motivar y a fortalecer en nuestro servicio y el seguimiento de Jesús”.
Estructura Liturgia de las Horas
- Invocación inicial. Cada hora litúrgica se compone de un canto que introduce el sentido de la oración del momento en que se está rezando.
- Rezar el himno propio del día
- Cada hora litúrgica contiene Salmos, una lectura bíblica y un responsorio.
- Antes de cada Salmo se lee alguna antífona que nos introduce y resalta el mensaje principal del mismo.
- Se debe leer de manera pausada, con atención a lo que se está meditando.
- Es importante que cada Salmo o la lectura bíblica que se reza se vaya aplicando al misterio de Jesús.
- Al final de cada Salmo o cántico se invoca a la Santísima Trinidad: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
- Las horas principales se componen de un responsorio breve, respuesta a la lectura bíblica que se leyó.
- En cada una de las horas litúrgicas se hace un cántico: en Laudes un cántico evangélico o el cántico de Zacarías; en Vísperas el Magnificat; y en Completas el cántico de Simeón.
- En Laudes y Vísperas se hacen oraciones o preces de intercesión.
- Se concluye rezando un Padre Nuestro, la oración final y la bendición.