Presencia
Tras los penosos hechos en Salamanca, Guanajuato, donde un grupo de jóvenes católicos fueron acribillados por sujetos desconocidos, afuera de su parroquia, la Iglesia tomó su postura hizo un llamado urgente a todas las pastorales juveniles, movimientos e instituciones a sumar esfuerzos en la construcción de la paz.
Se determinó realizar signos y acciones específicas en las parroquias, como el encendido de ocho velas en memoria de los jóvenes asesinados, así como por los desaparecidos.
Igualmente se ha pedido a los jóvenes y a la comunidad en general a rezar el Viacrucis por la paz en las comunidades.
Y en este sentido, Presencia ha querido hacer la siguiente pregunta a jóvenes de la comunidad.
¿A que reflexión te lleva este suceso ocurrido en Guanajuato con jóvenes de parroquia? ¿Qué debemos decirles a los jóvenes después de esto ocurrido?
Una noticia que impacta, duele e incluso nos puede llevar a sentir impotencia ante esta realidad que atraviesa el país. Son preguntas ante las que nos cuesta encontrar una respuesta lógica, ¿cómo es posible que haya tanta maldad? ¿Cómo es posible que tengan la sangre tan fría para cometer crímenes tan crueles? Al analizar las respuestas, nos damos cuenta que es todo un problema sistemático. Ciclos de violencia, falta de atención en las familias, vacíos emocionales, problemas económicos, vicios, falta de acceso a mejores oportunidades.
Y ante problemáticas tan fuertes, pareciera imposible cambiar algo, pero al contrario, nos hace una gran llamada a trabajar y salir como sociedad, como iglesia. Tanto nos ha llamado el papa a ser una Iglesia en salida, ir al encuentro de aquellos que nos necesitan. Como fieles no solo es el ir a llevar una despensa o apoyar con algo económico, implica una salida en la que escuchemos, acompañemos y amemos a nuestro prójimo, a los más necesitados, ser el rostro de Jesús en nuestras ciudades, nuestras comunidades. Recordar que nuestro camino de fe no es un caminar individual, sino que es un caminar en comunidad.
Y como jóvenes no debemos temer ni desistir. Como jóvenes estamos llamados a hacer ruido, a movernos, a ser actores de cambio. Tomar también en cuenta que no sólo se trata de cuidar y educar en conceptos a los jóvenes que tenemos a nuestra supervisión dentro de algún apostolado, sino también implica el atenderlos, velar por ellos. De la misma manera nos lleva a ver más allá de nuestra parroquia, implica voltear en todos lados donde caminamos diariamente, nuestros compañeros de escuela, amigos, familia y ser promotores de la paz y el amor desde allí.Y todo esto de la mano de Dios, que con su Espíritu nos guía y nos instruye.
Paulina Chávez Serrano/Estudiante Universitaria
El asesinato de estos seis jóvenes estudiantes en Guanajuato, considero que tiene un impacto profundo en los estudiantes universitarios, tanto a nivel personal como social, considero que existe algunos efectos que nos afectan a nosotros como estudiantes.
Los jóvenes universitarios ante este incidente sentimos una mayor inseguridad, especialmente en nuestro entorno académico por la alta de violencia. Este tipo de crímenes hace que muchos nos cuestionemos por la seguridad al salir o realizar actividades fuera del campus.La sensación de estar expuestos aumenta el temor en inseguridad entre los estudiantes tanto a mujer como a los hombres .
Una reflexión sobre el futuro para mis compañeros estudiantes y un servidor es que este tipo de incidentes puede generar dudas sobre nuestro futuro académico y profesional. La violencia y el crimen no solo alteran nuestra sensación de bienestar, sino también la perspectiva de un futuro seguro en el ámbito educativo.
Alexis Montañez Contreras/ Ministro de Eucaristía, Catedral
Ante este doloroso acontecimiento que vivieron nuestros hermanos de la Pastoral Juvenil en Guanajuato, nos gustaría mencionar la necesidad de redirigir la sociedad hacia una parte más humana donde exista la paz, tranquilidad y confianza, donde la paz no sea solo un ideal, sino una realidad palpable en la que los valores puedan ser promotores de paz.
Este lamentable suceso también nos invita a meditar sobre la esperanza, fortaleza y perdón, la esperanza de saber que, así como han vivido su propia Pascua puedan vivir junto al Señor la resurrección, y recordar que en momentos de debilidad es cuando la fuerza de Dios se hace presente como lo narra en su palabra, (2 Corintios 12:10 ) deseamos que cada uno de sus familiares reciban la fuerza que mana de Dios para poder sobre llevar este dolor tan grande que hoy padecen, y que la gracia y misericordia de Dios pueda llegar hacia sus agresores y en algún momento puedan otorgarles el perdón.
¿Y qué decirles?
Jóvenes: Hoy, el dolor, tristeza y miedo nos embargan ante la pérdida de nuestros hermanos que con su vida y su fe reflejaron el verdadero significado del servicio y amor. Este acontecimiento nos recuerda la fragilidad de la vida, pero también nos desafía a fortalecer nuestra fe y nuestro compromiso con el bien, es cierto que la edad juvenil es la edad donde se fincan los grandes sueños, los ideales más profundos y los deseos más altos, que podemos aspirar, y es de admirar qué en los sueños e ideales de estos jóvenes se encontraban cimentados en Cristo.
Qué los valores que nos enseñan nuestros principios cristianos, como la compasión, el perdón y la solidaridad, deben ser la luz que guíen nuestro camino. No olvidemos nunca que, a pesar de las pruebas y persecuciones, el amor siempre reinará.
Sigamos adelante, con valentía, con fe, y con la certeza de que, al igual que Cristo en algún momento resucitaremos, por lo pronto sigamos el consejo del Santo Padre Francisco y seamos constructores de paz.
“No tengan miedo” fueron las palabras del papa francisco en la JMJ de Lisboa en 2023 y en este año tienen que resonar nuevamente en los corazones de todos los jóvenes cristianos de México y el mundo, donde atravesamos tiempos difíciles y vemos por los medios que nuestros hermanos cristianos son perseguidos; Nigeria, el Congo, Afganistán, Siria, Guanajuato y muchos lados más, pero hoy los jóvenes más que nunca tienen que confiar en nuestros Dios, en no tener miedo y con más fuerza ir y evangelizar a todo el mundo, unidos, pues ya nos lo ha dicho: »Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.” (Mateo 5, 12)
No tengas miedo de defender tu fe joven, somos la sal y la luz de este mundo.
Ángelica Dávila y José Romo/ Líderes juveniles de la RCCES Ciudad Juárez
Ante el suceso tan lamentable en la comunidad de San José de Mendoza, en Salamanca; Guanajuato, donde ocho jóvenes fueron privados de la vida, me lleva a reflexionar que la mayoría de los afectados por las olas de violencia somos los jóvenes, y en que ya es difícil asistir a la comunidad parroquial o de disfrutar de algún espacio de ocio con amigos sin temor a la violencia que está muy presente en el país. Considero que las autoridades encargadas de la protección de los ciudadanos han de poner el suficiente empeño para cuidarlos, en especial de los jóvenes, ya que tenemos el derecho a tener un espacio en el que nos sintamos seguros, y podamos disfrutar de una tarde tranquila, sin la necesidad de estar en constante alerta.
En relación con este hecho tan triste: ¿Qué decir a los jóvenes? Pareciera que ya no hay esperanza en un mundo lleno de miedo por la violencia, pero no es así. En medio del jubileo de la esperanza, estamos llamados como jóvenes, a seguir teniendo esta actitud y, ser una luz de esperanza es una misión que como jóvenes tenemos para con aquellas personas que viven en constante temor, o que han sufrido alguna perdida por la violencia. Pero, sobre todo, no perdamos la esperanza en Aquel que es la paz y sigamos constantemente pidiendo a Dios que fije su mirada en nuestra patria dañada por la inseguridad.
Que nosotros como jóvenes seamos verdaderos promotores de paz y que también sigamos promoviendo los grupos juveniles en nuestras comunidades parroquiales, para que así podamos ser un rayo de esperanza para todos aquellos jóvenes que poco a poco van perdiendo la esperanza en que es posible un mundo de paz.
Roberto Almódovar Salinas/ seminarista 3ro. de filosofia