Hoy la Iglesia celebra a San Pío de Pietrelcina, uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo, amado en todo el mundo…su vida de oración, sacrificio y pobreza lo hizo alcanzar una profunda unión con Dios…Presentamos el testimonio de un juarense que es devoto de Padre Pío.
Ana María Ibarra
Hace más de 10 años, Rubén Villanueva Ornelas escuchó a su hermano y a su mamá hablar del padre Pío. Entonces estaba alejado de la Iglesia y no le importó saber de quién se trataba.
Sin embargo, años más tarde fue este santo quien le mostró a Rubén su misión y lo regresó al amor de la Iglesia.
Gracias a la vida del Padre Pío, Rubén se enamoró de Jesús en la Eucaristía y hoy es un orgulloso ministro de extraordinario de Comunión y fervoroso convencido del poder intercesor del santo de Pietrelcina.
Presente en su vida
En entrevista, Rubén compartió que la devoción al padre Pio se la debe a su mamá y a su hermano, quienes un día del año 2007 comenzaron a hablar del padre Pío.
“En ese entonces me encontraba un poco descarriado, alejado de la Iglesia. Mi hermano empezó a llevar el nombre del padre Pio a la casa y al principio no hice mucho caso, sin embargo, aun sin conocerlo, me empezó a interesar porque en la familia iniciamos a rezar las novenas en honor a él”, recordó Rubén.
Dos años después de haber escuchado el nombre del padre Pío, en el 2009, Rubén fue invitado a vivir un retiro de ACTS en la Diócesis de El Paso, Texas, y aunque no tenía la intención de ir, Dios ya le tenía preparada su misión.
“Antes del retiro tuve un sueño y era una invitación del padre Pío a seguir a Dios y a comprometerme, a que me integrara a la Iglesia, que me preocupara por la oración… y todo se fue dando”, dijo Rubén.
Llamado de película
En esos mismos días, sus familiares llevaron a casa una película sobre el padre Pío, y su mamá lo invitó a verla.
“Estaba solo en casa y me dispuse a verla. Casi al final de la película me sorprendí porque vi algo que yo había soñado, la parte donde el padre Pio le reclama al sacerdote que lo estuvo persiguiendo. Caí en cuenta que en mi sueño ese sacerdote era yo, y el padre Pío me invitaba a seguirlo”, compartió el entrevistado.
A raíz de ese momento Rubén quiso saber más sobre el padre Pío.
Luego, se llegó la fecha del retiro ACTS al que fue invitado y grande fue la sorpresa de Rubén al ver que la capilla donde se llevó a cabo, estaba dedicada al padre Pío.
“Fue para mí otro llamado más. Me quedé enamorado del padre Pío porque sé que mi Dios me lo mandó para, por medio de él, acercarme a este camino de oración, de servicio. A raíz de esto empiezo a cambiar mi vida, me empiezo a enamorar más de Dios, más de Padre Pío Pío y de la Eucaristía”, dijo visiblemente conmovido el joven.
Bendiciones recibidas
Hoy, Rubén no se cansa de agradecer las muchas bendiciones que Dios le ha dado por intercesión del padre Pio.
“Una de esas bendiciones fue ser invitado a formar parte de los ministros extraordinarios de Comunión en el templo de San Pío, en El Paso. También recibí la invitación para ser director del retiro de ACTS en Juárez. Y hoy soy también ministro de la Comunión en San Lucas, con el padre Hugo Muñoz”, compartió feliz.
Rubén también atribuye a la intercesión del santo, no haber visto a su madre sufrir a causa del cáncer que se le diagnosticó el año pasado.
“Hace un año perdimos a mi mamá de cáncer. Cuando supimos, el cáncer estaba muy avanzado. Al principio anduvimos desesperados, pero en este caminar comprendimos que lo mejor era ponerla en manos de Dios y lo hicimos con la intercesión de Padre Pío. Mi madre nos enseñó a ser personas de fe”, compartió Rubén.
Encomendados a Dios y aferrados a sus oraciones, la familia de Rubén oró al padre Pío por su intercesión para que ella no sufriera.
“Tuvimos la bendición de que, aunque perdimos a mi mamá en un mes, ella no sufrió de ningún dolor. Ella todos los días comulgaba. Falleció un día a las 3 de la mañana. Le damos gracias al padre Pío porque abogó por mi mamá para que no sufriera”, expresó.
Rubén está convencido de que su mamá, quien perteneció a la Orden Seglar de Carmelitas, hoy se encuentra en un mejor lugar, “disfrutando de las mieles del Reino”.
Encaminado por un santo
Rubén se dijo agradecido con padre Pio por haberlo encaminado a servir a Dios y aunque, en ocasiones hay situaciones de dolor y cansancio, sigue enamorándose más de Dios y de Jesús presente en la Eucaristía.
“Pongo mi vida en manos de Dios para que siga obrando en mi y pueda ser instrumento para mucha gente. El padre Pío me transformó, me llevó a dejar todo lo malo que hice para volver a empezar. Le sigo dando gracias a Dios y al padre Pío porque he pasado momentos difíciles, pero sigo en este camino y me sigo enamorando cada vez mas de Dios y de Padre Pío”.
“Me siento feliz en este camino como ministro, es un camino ayuda a los enfermos y estoy dispuesto a servir a los hermanos”, finalizó.