Ana María Ibarra
Como parte de la formación que el Centro Familiar para la Integración y Crecimiento (CFIC) ofrece a sus colaboradores, llevó a cabo un taller de discernimieto el pasado 14 de octubre en las instalaciones del Colegio Teresiano impartido por Salvador González.
En este taller, los participantes aprendieron la práctica del discernimiento, y lo adoptaron como herramienta de toma de decisiones y de descubrir la voluntad de Dios.
Frutos del discernimiento
En entrevista, el tallerista compartió que este taller está dirigido a cualquier persona que quiera conocer sobre el discernimiento propuesto de san Ignacio de Loyola.
“Este es un taller de iniciación, de introducción, con duración de seis a siete horas. En nuestra oración inicial le pedimos al Señor tres grandes frutos”, compartió Salvador.
El primer fruto, dijo, es entender el discernimiento como herramienta para encontrar la voluntad de Dios. El segundo fruto es el autoconocimiento.
“Para hacer un buen discernimiento debemos tener un buen autoconocimiento de las heridas que cada uno trae así como de las fortalezas, pero también es importante conocer a Jesús, eso es indispensable. Si fallamos en el autoconocimiento y no conocemos bien a nuestro Señor, vamos a un discernimiento errado”, aclaró.
El último fruto es poder obtener la gracia con la mayor frecuencia posible.
“El taller tiene una parte teórica, son momento muy breves, y tiene sus partes prácticas. En el autoconocimiento, por ejemplo, con ciertas herramientas, descubrimos en que cosas estamos débiles y en cuales fuertes, en particular se descubre en la hora de la oración”.
Una herramienta importante es el examen diario para contemplar lo que pasó durante el día y saber cuál fue el evento más importante y que efecto deja ese evento en los sentimientos, emociones y pensamientos.
“Son una serie de pasos que nos recomienda San Ignacio y que nos muestran si ese deseo que me deja vivir cada día es el buen espíritu de Jesús. No es fácil descubrirlo, pues muchas veces no es Jesús el que nos invitaba a realizar cada acción”, resaltó.
En la vida cotidiana
La intención del taller, reiteró Salvador, es que los asistentes se lleven las herramientas necesarias, y la clave de esto es el examen.
“Es un espacio que dedicamos a recoger el día, a ver dónde estuvo Jesús y ese evento a qué me invita, para ver si puedo detectar la voluntad de Dios en mi quehacer diario. La clave es llevar estos ejercicios a la práctica”.
Cabe mencionar que estos talleres pueden solicitarse en CFIC y están dirigidos para personas de todas las edades, pero especialmente a los jóvenes en edad de bachillerato o universitaria.
“Es un taller que he dado a grupos de jóvenes, está muy dirigido a ellos para que lo adopten y lo lleven a cabo. Quienes deseen estos talleres para sus grupos juveniles y parroquiales, pueden solicitarlos a través de CFIC”, invitó Salvador.