Ana María Ibarra
La falta de agentes para brindar un mejor servicio en los tres centros penitenciarios de la localidad es uno de los retos de la Dimensión Diocesana de Pastoral Penitenciaria. Así lo compartió el padre Carlos Reza, quien tiene poco más de un año como coordinador diocesano de la pastoral junto con el padre César Campa.
La Pastoral Penitencia, que asiste a los presos desde hace décadas, fue definida por el padre Carlos como un grupo muy trabajador, con años de recorrido en el apostolado.
“Varios de ellos tienen ya muchos años en el grupo, pero siguen con fuerza ayudando a nuestros hermanos internos para llevarles una luz de esperanza y una palabra de consuelo. Es un grupo que, al entrar con nuestros hermanos internos, realizan un acto de misericordia, como dice el evangelio: estuve preso y me visitaste”, expuso el sacerdote.
Al padre Carlos esta pastoral no le es ajena, pues en su etapa de seminarista estuvo tres años apoyando al padre Martín Magallanes, entonces capellán del CERESO, a donde acudió durante tres años seguidos.
“En aquel entonces hacía lo que el padre Martín me enviaba a hacer. La responsabilidad cambia cuando se es el coordinador”, reconoció.
No obstante, dijo que al llegar como coordinador encontró en el equipo a un grupo lleno de fe y disponible para seguir trabajando.
Y desde ambas caras de la moneda, el sacerdote ve en esta pastoral un campo fértil, lleno de esperanza.
“Es muy bonito confesar a los internos y celebrarles la misa, porque he visto en que regresan a sus áreas con una mirada de esperanza y de paz”, expresó.
Unificar la pastoral
El también párroco de la comunidad Jesús Obrero señaló que uno de los retos que enfrenta la acción que se realiza desde esta dimensión de la Pastoral Social, es unificar el servicio.
“Cuando el señor obispo nos nombró coordinadores, les comenté a los padres que la pastoral fuera una, aunque atendiéramos los tres centros, no porque estuviera dividida, sino que hubiera una relación más cercana como Pastoral Penitenciaria Católica y no fuéramos grupos separados: los del varonil, los del femenil y los del CERSAI”, explicó.
Otro reto, mencionó, es seguir aprovechando los permisos que les da el Centro de readaptación, para seguir colaborando en la obra de Dios llevando su Palabra a más internos.
“Queremos que más internos puedan recibir la alegría del Evangelio, aunque existen áreas a las que no podemos llegar”, manifestó.
Faltan servidores
Para el sacerdote, un tercer retomuy importante en la pastoral que dirige, es la falta de agentes.
“En el varonil, asistimos cinco personas para una población de cuatro mil internos, por lo que, solo vamos a la capilla y visitamos un área. No nos alcanza el tiempo para visitar más áreas”, lamentó.
En el penal femenil el grupo que asiste es un poco más grande y la población es menor.
“Somos cerca de 20 agentes para atender los tres centros: tres en el CERSAI, seis en el varonil, y en el femenil entran como diez mujeres agentes de pastoral. Un reto es contagiar a la gente para que quiera entrar, entiendo que no cualquiera puede hacerlo, pero es muy bonito el apostolado en el CERESO”, afirmó.
Dio a conocer que la dinámica de atención es igual en todos los centros: a los internos se les imparte un tema, luego se administra el sacramento de la Confesión y se celebra la Eucaristía.
“Este año se están impartiendo temas en torno al Jubileo, es una temática de esperanza. Después se tiene pensado organizar un temario para cada centro”, añadió.
Cabe mencionar que los padres Carlos Reza y César Campa son apoyados por algunos sacerdotes auxiliares.
“El padre Jorge Pablo Lozano ingresa al área varonil del Centro de Reinserción Social y el padre César Solís iniciará también a apoyar en esta área. El padre Diego García ingresa al área femenil, y el padre Eduardo Canales asiste al Centro de Reinserción Social para Adolescentes Infractores (CERSAI)”.
Casa de acogida
Como parte del apostolado que realiza la Pastoral Penitenciaria, se atiende también la casa San Maximiliano María Kolbe, obra que alberga a familiares de presos foráneos, o a ex internos, mientras se reintegran a la sociedad.
El padre Carlos explicó que cuando el CERESO dejó de estar a cargo del Municipio, la afluencia en la casa Kolbe bajó considerablemente, pero confirmó que actualmente la obra se encuentra en uso.
“Hay que hacer algunas reparaciones para ofrecer un mejor servicio a los familiares de los internos y a los ex internos que soliciten un techo donde dormir por un tiempo”, compartió.
Un llamado de auxilio
El sacerdote invitó a la comunidad diocesana, primero, su oración y, como dice el evangelio, rogar al dueño de la mies que envíe operarios a sus campos.
“Sigamos pidiéndole a Dios por nuestros hermanos internos para que puedan descubrir la presencia de Dios aun en medio de la realidad que viven, que sepan que no somos enemigos, sino hermanos, y pidamos al Señor que mande trabajadores a ese campo especial de la Pastoral Penitenciaria”, invitó.
Y agregó: “Los invito a preguntarse, de manera personal, si Dios los está llamando a realizar esa obra de misericordia con los hermanos internos”.
Añadió que las puertas de la Pastoral Penitenciaria están abiertas a quienes se quieran sumar a llevar una luz de esperanza y una palabra de consuelo, amor y paz a aquellos que más necesitan, en este caso los hermanos internos.
“Pidan por esta pastoral para que sigamos fortalecidos por la gracia de Dios y seguir llevando a cabo este llamado que Dios nos ha hecho, a mí como sacerdote y a los laicos como agentes”.
Quienes deseen integrarse pueden comunicarse con el sacerdote o a la casa Maximiliano y se les citará a una reunión para juntos descubrir si es un llamado de Dios.
El servicio que realiza la Pastoral Penitenciaria en las distintas áreas es los siguientes días:
En el Varonil, miércoles y jueves de 8:30 de la mañana a 12:00 del mediodía; en el Femenil, jueves de 3:00 a 5:00 de la tarde y en el CERSAI (menores), los domingos de 3:00 a 5:00 de la tarde.
Para integrarse a Pastoral Penitenciaria llamar a:
Parroquia Jesús Obrero con el padre Carlos Reza. Tel. 656 631 2263
Casa Maximiliano María Kolbe. Tel. 656 738 3504