Dr. Alfredo Morales González
Ortodoncista
La paz mental es lo más buscado en la vida humana después de la comodidad. Incluso cuando no se vislumbra la inquietud o las profundas cicatrices emocionales no necesitan ser curadas, necesitamos paz interior para trabajar apaciblemente por el éxito. La paz es un modo de vida, es todo un proceso, no un destino. Se trabaja día a día en el estilo de vida y la manera de pensar. Por mencionar algunos factores que ayudarán a cultivarla son:
1.- El autoconocimiento como parte de reflexión sobre nuestras emociones, pensamientos y necesidades. 2.- Hábitos saludables desde un sueño reparador, ejercicio, buena alimentación (recomiendo leer Filosofía AMG-vida). 3.- Relaciones sanas: rodearse de personas que transmitan apoyo, respeto y llevar una práctica constante-incesante de nuestros valores.
De tal manera que la paz mental no viene por la ausencia de conflictos en la vida, sino de la aptitud como talento (desde lo objetivo) a la actitud como disposición emocional (desde lo subjetivo) para lidiar con ellos.
Todo a nuestro alrededor despierta la necesidad de paz mental, lo que evidencia una gran hambre de ella. Los psicólogos llaman a esto “soledad espiritual”. El desafío ante nosotros es aprender lo que puedes hacer sobre disfrutar paz y armonía personal. Mantener la armonía en la vida cotidiana proporciona una comprensión del porqué suceden las cosas a nuestro alrededor. En el día a día vamos a encontrar días más complicados que otros y algunos momentos traen con ellos una crisis que hace sentir que es imposible estar en paz.
Debemos buscar activamente la paz como un objetivo de vida. “El que quiera vivir contento y pasar días felices, ponga un freno a su lengua para que no hable mal, y a sus labios, para que no digan mentira. Que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga”. (1Pedro 3, 10-11).
No hay situación que amerite sacrificar nuestra propia paz. El costo de permitir que se deslice cualquier forma de venganza en nuestra mente es la pérdida de nuestra propia paz y aumentar la ira contra los demás. En todas las situaciones, sé un puente sobre las aguas turbulentas. Recuerde la regla de oro: “Trata a los demás como quisieras ser tratado”.
La vida es un largo viaje de luz y sombra. La luz es el lado positivo de la vida, y la sombra es el lado negativo. Jesús utiliza dos metáforas para sugerir un verdadero programa de vida: Sé sal y luz. Como la sal, la luz es una de las cosas más esenciales en nuestra vida. No nos damos cuenta de su valor hasta que de pronto experimentamos su ausencia. Nos convertimos en portadores de luz si ésta brilla en nuestra vida. “Si al hambriento le das de tu comida, si haces que el alma afligida se sacie, de entre negra oscuridad brotará tu luz, y las tinieblas resplandecerán como sol del mediodía” (Isaías 58,10).
Paz no es la ausencia de conflictos en la vida, sino la capacidad de lidiar con ellos. Se requiere mantener la serenidad para afrontarlos. Nada puede darte paz si no a través de la misericordia de Dios, obtenemos gozo, paz, sanidad, restauración y perdón.
































































