Habitantes del Suroriente disfrutaron la obra Siete Espadas y una Pascua y piden más eventos de este tipo para la zona.
Ana María Ibarra
Conmovidos hasta las lágrimas, pero contentos de haber presenciado una obra de calidad artística y de reflexión, salieron los asistentes después de presenciar la representación de Siete Espadas y una Pascua.
El evento se llevó a cabo en el Centro Multicultural Yermo y Parres (CEMYP), por iniciativa de la parroquia El Señor de los Milagros y su párroco, el padre Jesús Salinas.
“Vi la obra en la parroquia El Señor de la Misericordia y por lo que provocó en mí, quise compartirla con esta comunidad. Fue una bendición haber trabajado con Eduardo Jasso y compañía. Fue un reto que la gente de estos lugares presenciara este evento”, compartió el sacerdote.
Ello en alusión a los habitantes de Riberas del Bravo y Tierra Nueva, a donde “existe el reto de llevar otros medios de entretenimiento y otras maneras de reflexión y meditación de la muerte y resurrección de Jesús”.
“Ver la Pasión de Jesús en este tipo de presentaciones es una gran experiencia, muy buena y retadora que convendrá volver a traer”, dijo.
Aseguró que fue una labor titánica que la gente acudiera a la presentación.
“Nos enfrentamos con el desafío llevar a la comunidad eventos artísticos y que a la vez tengan una experiencia con Jesús, pues hoy la gente mayormente tiene puesta su atención en la tecnología y en la pachanga. Estos eventos son propuestas que conviene motivar”, afirmó.
Encantados con la obra
Para la hermana Socorro Arenas, de la escuela CEMYP, Siete espadas y Una Pascua es una hermosa manera de sensibilizar a las personas sobre la Pasión y Muerte de Jesús.
«Nos ayuda a ser más sensibles y nos prepara para el presente y futuro como cristianos. Como religiosa ha sido un gozo poder escuchar las reflexiones que nos acercan más a Jesús y a su amor. Estos eventos nos ayudan a confiar más en Dios, a poner en él nuestra esperanza y a trabajar por la paz”, dijo.
Por su parte, el señor José Luis Bonilla, padre de familia del CEMYP estuvo en todo momento muy conmovido y aseguró que es una obra diferente a lo que él y su familia han visto antes.
“Nos transmite y nos transporta a sentir en el corazón todo lo que Jesús hizo. Me envolvió y me anima a cambiar. Cada que puedan venir a CEMYP, son bienvenidos”, expresó con el deseo de que esta obra también se presente en su parroquia, San Martín Obispo.
Igualmente lamentó que por el crecimiento de la ciudad, se alejen las oportunidades para que los jóvenes del suroriente presencien evento culturales y artísticos.
“Aquí en CEMYP hay una banda de música muy bonita, pero no hay este tipo de producciones. Debemos luchar para que en el suroriente haya más de estos eventos”, concluyó.
Cabe mencionar que ese sector se realizaron dos funciones, y aunque no hubo un lleno total, los asistentes salieron satisfechos y con mucho para reflexionar.
En frases
“Fue una presentación muy bonita, ideal para prepararnos para la Semana Santa. Es un tesoro, un regalo porque difícilmente pudiera nuestra comunidad acercarse, a un costo económico, al teatro de la universidad o al Paso del Norte a presenciar obras tan bonitas. Vivir el Viacrucis de esta forma fue algo muy especial”.
María Lorena Rodríguez.
“Es una obra muy emotiva, hace reflexionar en lo que estamos pasando como sociedad. El Ave María estuvo muy bonito. Hacen mucha falta este tipo de espectáculos. Estamos olvidados y es muy importante que traigan este tipo de eventos para este lado de la ciudad”.
Liliana Martínez/Habitante de Riberas del Bravo