Diana Adriano
Con un profundo espíritu de recogimiento y esperanza, el pasado martes 25 de junio se llevó a cabo la Segunda Jornada de Oración “Reina de la Paz: Orando por la Paz” en el Centro de Espiritualidad Reina de la Paz (CERPAZ), ubicado en El Valle de Juárez.
El evento fue presidido por el padre Eduardo Mendoza, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe y encargado del CERPAZ.
Esta jornada especial tuvo lugar en el marco de una fecha muy significativa para los fieles católicos: el aniversario de las apariciones de la Virgen María en Medjugorje, que se celebra cada 25 de junio.
Al inicio del evento se explicó que los devotos de la Virgen, bajo la advocación de Reina de la Paz, se unen en oración por la paz mundial y la conversión de los corazones, siguiendo las enseñanzas y mensajes transmitidos en dichas apariciones.
“El estar aquí no es casualidad, es Dios que nos reúne para orar y ser testigos. Los invito a que en esta tarde tengamos una actitud de silencio y oración con el corazón. Miremos cómo hoy el cielo nos envuelve, cómo Dios nos abraza y nos renueva”, se escuchó.
Fue en punto de las seis de la tarde, bajo un cielo apacible y con el corazón dispuesto, cuando los asistentes comenzaron el rezo del Santo Rosario. Al finalizar, celebró la Santa Misa y una Hora Santa.

Pidieron por la paz
La jornada tuvo un enfoque especial de súplica por la paz, tanto a nivel global como local, y se ofreció por diversas intenciones que reflejan las preocupaciones y anhelos de la comunidad.
Los fieles agradecieron a Dios por la presencia de María en la vida del pueblo, por el don de la fe que los reúne y por el proyecto del Centro Espiritual Reina de la Paz.
Asimismo, oraron por la paz mundial, especialmente por Ciudad Juárez, y los municipios de Guadalupe y Praxedis. Se elevaron plegarias por el Papa León XIV, por el obispo diocesano y por el padre Eduardo Mendoza.
También se pidió por la parroquia local, por los enfermos, los niños, los jóvenes, los adultos que carecen de empleo, por quienes luchan día a día para sacar adelante a sus familias, y por los ancianos.
Antes de finalizar, el padre Eduardo Mendoza agradeció de corazón la participación de todos los presentes, reconociendo su esfuerzo y su disposición para acudir al llamado de oración.



































































