Ana María Ibarra
La comunidad diocesana se vistió de fiesta y alegría por la ordenación de cinco nuevos diáconos permanentes. Fue el pasado sábado 9 de septiembre cuando la Catedral de Ciudad Juárez fue recinto para la consagración.
Hombres sencillos, perseverantes, llegaron a su ordenación acompañados de sus familias, amigos y comunidades, quienes agradecieron a Dios por este regalo para la diócesis.
Llamados por Dios
Con el testimonio de la comunidad diocesana, el padre Benjamín Gaytán, director de la Escuela para el Diaconado Permanente, solicitó al obispo la aceptación Everardo Palacios, José Efraín Luna, Marco Antonio Martínez, Jesús Manuel Aranda y Luis Manuel Suárez para el orden de los diáconos.
Al ser elegidos por monseñor Torres, los cinco varones tomaron un lugar en el presbiterio para escuchar las palabras del obispo.
En su homilía, el obispo resaltó la presencia de Jesús como el que sirve.
“Estamos llamados a configurar nuestra vida a Jesús humilde, sencillo, servidor. Hoy, ustedes queridos hermanos son llamados por Dios al ministerio del diaconado. Han sido convocados. Dios ha mirado a su corazón. A través del testimonio de la Iglesia han sido considerados dignos. Y eso es una vocación”, expresó el obispo dirigiéndose a los cinco varones.
Monseñor Torres les habló sobre lo que será su servicio y los animó a confiar en el Señor, pues no irán solos en su ministerio, sino que van fortalecidos por el Espíritu Santo.
Regalo para todos
Antes de adentrarlos al ministerio de los diáconos, el obispo los interrogó sobre su libre voluntad de querer recibir el ministerio. Asimismo, ellos realizaron su promesa de obediencia como signo de comunión con la Iglesia.
Rostro en tierra, los cinco varones se postraron mientras que el pueblo oraba con ellos a través de las letanías.
Al incorporarse, el obispo oró por cada uno de ellos y, enseguida fueron revestidos según el modo del diaconado, para luego recibir los evangelios y recibir el saludo de paz del obispo y sus hermanos diáconos.
Después del rito de ordenación, el obispo los presentó ante la comunidad que los recibió con sonoros aplausos.
Los nuevos diáconos y sus familias se mostraron en todo momento contentos y agradecidos con Dios por el regalo recibido.
Al concluir la celebración, se ofreció un ameno convivio para seguir celebrando tan abundante bendición.
Hablan Hijos y esposas
«Me siento muy orgulloso, de que mi señor padre haya realizado este anhelo. Ha sido muy dedicado. Tiene muy poco tiempo que se pensionó y a pesar de haber estado trabajando fue muy constante, muy estudioso y perseverante. Estuvo enfermo, pero con la fuerza que le dio el Señor ha salido adelante”
Esteban Palacios, hijo del diácono Everardo Palacios
“Me siento muy contento, es un momento muy esperado para mi papá. Fueron años de estudios y de preparación, de constancia. Consagrarse a Dios ha sido uno de sus sueños desde su juventud y hoy estamos aquí”.
Jesús Ángel Luna, hijo de José Efraín Luna Sierra
“Estoy muy orgulloso de mi papá, desde niños nos ha enseñado el camino de Dios y ahora nos está dando este ejemplo tan grande. Estoy emocionado porque esto es algo que él anhelaba y se le concedió después de tantos años, de tanta lucha. Es una bendición”.
Jorge Efraín Luna, hijo del diácono José Efraín Luna
«Estoy orgulloso de mi papá. Fueron muchos años en el estudio del diaconado y me siento muy contento de que por fin hayan logrado su objetivo, y feliz por toda la gente que va a tocar en sus corazones”.
David Martínez, hijo del diácono Marco Antonio Martínez
«Recibo este ministerio de mi esposo con mucha alegría y llena de esperanza en nuestro Señor. Es un momento muy bendecido en nuestra familia. Y con el gran propósito de servirle a Dios y permanecer fiel a su llamado.
Marisa Guadalupe Molina Altamirano, esposa del diácono Jesús Manuel Aranda
“Asumo este ministerio de mi esposo con muchísimo gusto, porque él desde hace muchos años se ha esmerado, es muy perseverante, muy tenaz, llueve, truene, él no falta a la iglesia, a misa diaria. Es lo que él perseguía y lo apoyo en todo, porque además es un camino que todos debemos seguir en la fe”.
Irene Márquez Martínez, esposa de Luis Manuel Juárez