El 8 de septiembre pasado inició Año Jubilar del Seminario, en el que se concederán indulgencias y concluirá en septiembre de 2024
Ana María Ibarra
Con gran agradecimiento para con Dios por el amor manifestado en 60 años, formadores, seminaristas, bienhechores, empleados, amigos y toda la comunidad diocesana celebraron el 60 aniversario del Seminario Conciliar.
Para tal acontecimiento monseñor J. Guadalupe Torres Campos presidió la Eucaristía con indulgencia plenaria, y la casa de formación ofreció una cena.
Invitados
En la fiesta de la Natividad de María, la comunidad diocesana se dio cita en la capilla central del Seminario para participar de la misa de acción de gracias por las seis décadas de su fundación.
El recinto fue insuficiente ante la abundante asistencia de la feligresía, por lo que se tuvo que acondicionar el vestíbulo con sillas y pantallas gigantes para albergar a los invitados.
Al iniciar la celebración se leyó el decreto mediante el cual, el papa Francisco otorga al obispo la facultad de dar la bendición papal y la indulgencia plenaria, además de decretar el Año Jubilar del Seminario, mismo que concluirá el 8 de septiembre de 2024.
Como invitados a la celebración estuvieron los obispos Mark Seitz, de El Paso; don Jesús Omar Alemán, de Cuahutemoc-Madera y don Luis Martín Barraza, de Torreón. Asimismo, algunos sacerdotes de esas diócesis y Estados Unidos.
Lugar privilegiado
“El Señor nos ha bendecido durante este tiempo, un largo trecho de caminar juntos como diócesis. Dios nos ha dado esta casa, este hogar, este lugar privilegiado. Todos los que hemos pasado por estos lugares, hemos sentido esa confianza de Dios en el amor que se nos revela en Jesús nuestro Señor”, expresó durante su homilía, monseñor Torres
Agregó que esos 60 años han sido de alegrías y regalos, aunque reconoció que ha habido momentos difíciles.
“Dios nos manifiesta su amor. Somos agradecidos por ser partícipes de este aniversario 60. Todos somos parte de este Seminario. Unidos y en armonía, pidamos a Dios que nos permita seguir trabajando por las vocaciones”, expuso.
Al concluir la celebración el obispo otorgó la bendición papal con indulgencia plenaria a quienes se prepararon debidamente.
Recuerdos felices
Después de la misa, la comunidad se dirigió al atrio del Seminario donde compartieron alegremente de una amena charla y ricos tacos.
En el festejo se reencontraron ex alumnos de varias generaciones, algunos de ellos sacerdotes de otras diócesis, así como laicos que, después de un discernimiento, tomaron otro rumbo, pero siempre con los valores aprendidos en el Seminario.
Alegres y contentos por estar presente en tan importante evento recordaron su época de estudiantes al igual que lo hicieron laicos y religiosas que trabajaron incansablemente para apoyar al Seminario en sus inicios.
«Me siento feliz porque recuerdo mis años de juventud, entre los 17 y 20 años de edad. Estaba el lote vacío y anduvimos pidiendo en los cruceros ayuda para la construcción del Seminarios. Hoy estamos aquí, en estos 60 años. La gente sigue apoyando, gracias a Dios”, recordó la hermana Irene Muñoz, Misionera de María Dolorosa.
De igual manera los jóvenes estudiantes del Seminario en la actualidad.
“Me siento muy contento de conocer todo el recorrido y la historia que encierra el Seminario. Doy gracias a Dios por los compañeros y el llamado que nos hace a una vida ministerial”, dijo el seminarista Oscar Cisneros de tercero de filosofía.
En frases…
El legado del Seminario es trabajar en este pueblo de Dios, en esta diócesis, porque haya vocaciones, porque haya sacerdotes, así como atender a la Iglesia en todo lo que necesita.
- Víctor Manuel Santa Cruz, Diócesis de Torreón. Generación Filosofía 1979-1982
El legado que más tenemos son todos los sacerdotes que han salido de este Seminario y también este gran edificio, que si estuviera solo no tendría vida.
Hna. Irene Muñoz, Misionera de María Dolorosa
El legado más importante se manifiesta vivamente en los sacerdotes que están trabajando en toda la diócesis. No hay mayor huella que los propios fieles de Ciudad Juárez que dan testimonio de que la fe se sostiene gracias a estos testimonios sacerdotales.
Oscar Cisneros, estudiante de tercero de filosofía.
El Seminario es el corazón de la diócesis, pero para la ciudad representa una de las obras más importantes e icónicas, independientemente de la fe. De aquí han salido no solo sacerdotes sino hombres de bien. Ha sido casa de formación de muchos juarenses y además aquí han convivido muchas familias en sus kermeses.
Dr. Oscar Fidencio Ibáñez Hernández, funcionario público