Diana Adriano
En el marco de los Ejercicios Espirituales que se impartieron a los seminaristas del 7 al 12 de enero pasados en el Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, el equipo formador también experimentó un valioso momento de aprendizaje y encuentro.
El padre Jesús Manríquez, rector de la casa de formación, informó que este año a los sacerdotes del equipo formador se les impartió un curso sobre afectividad y sexualidad, guiado por él mismo, como rector, así como por el padre Francisco Sánchez, prefecto del Curso Introductorio.
Previamente, ambos se prepararon para impartir este valioso curso, expuso.
“Buscamos proporcionar herramientas prácticas y teóricas que nos permitan abordar de manera efectiva y compasiva las inquietudes de los seminaristas en relación con su afectividad y sexualidad”, informó el rector.
Oportunidad especial
El padre rector recordó que los Ejercicios espirituales y cursos que se imparten a inicio del año civil, son una tradición anual que va más allá del cumplimiento normativo, pues se convierten en una oportunidad especial para que los sacerdotes y los seminaristas tengan un encuentro más profundo con Dios fuera de las rutinas diarias.
“Cada etapa del Seminario, desde los seminaristas más jóvenes hasta los más avanzados, tuvo la guía de un director de ejercicios espirituales que les proporcionó una estructura adaptada a sus necesidades y nivel de formación”, explicó refiriéndose a los seminaristas de los cuatro niveles: Preparatoria, Curso Introductorio, Filosofía y Teología.
Herramientas necesarias
El padre Jesús indicó que el curso para los formadores tuvo un enfoque integrativo, pues se reconoce la importancia de integrar la dimensión psicológica de losmuchachos, con su dimensión espritual.
Así se contribuye a dar una formación más completa y sensible a las realidades actuales, consideró.
El padre rector destacó la disposición de su equipo formador para abordar aspectos tan relevantes como los reflexionados en este curso de inicio de año.
“Verlos tan comprometidos es un signo alentador de su apertura”, dijo.
Consideró que abordar estos temas enriquece el trabajo formativo y vocacional, además de que promueve una comprensión saludable y equilibrada entre los jóvenes seminaristas.
“Esta dinámica de compartir inquietudes y aprender juntos fortalece el sentido de comunidad en el Seminario», concluyó.