Ana María Ibarra
Con 25 años al servicio de los más vulnerables en zonas de la periferia de la ciudad, la hermana Petra Peña Matías, de la congregación Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, ha llevado esperanza a cientos de familias promoviendo su dignidad como personas. Por ello fue reconocida con el Premio Municipal de Derechos Humanos 2024.
Recibe premio
Invitada a participar en la convocatoria que el Gobierno Municipal de Ciudad Juárez realiza para destacar el servicio que ciudadanos realizan en favor a los Derechos Humanos, la hermana Petra, apoyada por la hermana Luz María Aguilar González, presidenta del Centro Mujeres Tonatzin, envió los documentos que le fueron solicitados de la asociación, así como los proyectos y las actividades que realizan.
Así pudo contender al igual que otras tres organizaciones.
“Todo fue muy rápido, la invitación me la hicieron en noviembre de 2024. Me sentía un poco presionada, porque tenía varias actividades, pero a la vez son cosas que realizamos diariamente. La entrega del premio fue el día 11 de diciembre. No me la creía cuando me avisaron que salí premiada”, compartió la hermana Petra.
El premio se le entregó a la religiosa en una sesión ordinaria del Ayuntamiento.
“Desde los inicios, en nuestros proyectos, en nuestras actividades, siempre hemos buscado la defensa de los derechos humanos. Hemos trabajado para que las familias vivan con más dignidad como hijas e hijos de Dios, porque nos encontramos con realidades muy difíciles y nuestra misión es ser presencia del amor misericordioso de Dios en medio de esta realidad”, resaltó.
La hermana Petra explicó que al inicio del Centro Mujeres Tonatzin, se hicieron presentes en las colonias Lomas de Poleo, Plutarco Elías Calles, Pánfilo Natera, La Conquista, Siglo XXI y Juanita Luna de Arrieta.
“Últimamente nos quedamos con cuatro: Lomas de Poleo, Plutarco Elías Calles, Pánfilo Natera y La Juanita Luna, aunque la hemos dejado un poco porque el año pasado hubo mucha violencia, pero seguimos yendo una o dos veces al mes. Había grupos numerosos, pero muchas familias salieron de ahí por amenazas…fallecieron cuatro de los jóvenes que asistían”, lamentó entre lágrimas.
Luz para los necesitados
Recordando las palabras del Papa Francisco que invita a los consagrados este Año Jubilar 2025 a ser sembradores de esperanza, la religiosa mencionó que es a través de los apoyos que brindan a las familias, desde niños, jóvenes y adultos, como buscan sembrar esperanza.
“Les apoyamos en la educación cubriendo sus colegiaturas para que sigan estudiando; se apoya con despensa mensual, con formación a través de diferentes talleres, con medicina alternativa, el acompañamiento, la escucha, el mejoramiento de vivienda. Hemos construido algunas viviendas para familias con mucha necesidad”, señaló.
Si bien la hermana Petra reconoció que a veces no sabe cómo responder a ciertas realidades, Dios es el que va dando la luz en el camino.
“El Señor es el que nos ayuda. Él ha querido que sigamos aquí, porque ya tenemos 25 años, y Él nos va abriendo las puertas. Hay una fundación de Denver, Colorado que se ha comprometido desde hace más de 20 años y mensualmente nos apoyan. Esto requiere mucho esfuerzo, mucho trabajo, mucha entrega, pero no es solo la entrega nuestra, sino la entrega de muchas personas que han querido involucrarse”, afirmó.
Agradecida y dispuesta
Con 41 años de vida consagrada, la hermana Petra compartió que, en medio de tanto sufrimiento y tanta necesidad, siempre hay signos de vida y de esperanza, y es lo que ella desea compartir con la gente, aunque sus fuerzas y su salud se han visto decaídas.
“Estuve enferma, hace poco que empecé mi vida normal, gracias a Dios. Siento que Dios quiere que siga aquí, porque pensé que ya no podría andar, pero aquí estoy para seguir gastando y desgastando la vida en favor de quienes más lo necesitan. Me siento muy feliz de estar aquí y dar lo que Dios ha puesto en mi vida”.
La religiosa condecorada resaltó que, en medio de sus debilidades físicas, la oración y el diálogo con Dios, así como la convivencia con las hermanas de su congregación y con la gente, es lo que la reconforta.
“Se ha ido a despertando la conciencia de que, si nos ayudamos unas a otras, podemos salir adelante y las familias también nos apoyan en lo que necesitamos, de esa manera todos somos agradecidos con Dios. Eso me motiva, me da vida, me ayuda a decir: Señor, aquí estoy hasta que Tú quieras, lo que Tú quieras. Mientras Dios me dé fuerza aquí estaré”.