Diana Adriano
En el marco del Jubileo de los Enfermos que se llevó a cabo en la parroquia de San Francisco de Asís del 1 al 10 de febrero, el miércoles 7 de febrero se presentó la conferencia “El cuidado de los Enfermos”, impartida por Armando Flores.
La expisición tuvo lugar en el templo parroquial, en el que los asistentes inicialmente elevaron el ambiente con las tradicionales alabanzas, manifestando así su gozo y espíritu de comunidad.
Seguidamente, la congregación extendió su mano derecha en un gesto de unidad y solidaridad, elevando plegarias a Dios por el predicador, para que todo lo que emanara de su boca fuera un testimonio de Él.
En la conferencia, Armando Flores abordó temas relevantes sobre el cuidado y la atención hacia los enfermos, destacando la importancia de la compasión, el acompañamiento y la dedicación en la labor de asistir a quienes más lo necesitan por su fragilidad.
El padre Alfonso García, párroco de la comunidad, estuvo acompañando a su feligresía en todo momento.
Alegría de compartir
“Vamos a reflexionar en la Escritura sobre el misterio de Jesús, vamos a hablar sobre este jubileo que estamos celebrando, el jubileo de los enfermos”, dijo el ponente.
Compartió las enseñanzas de los papas San Juan Pablo II y Francisco sobre este tema y citó el próximo Jubileo del Año 2025 al que ha convocado el Papa Francisco bajo el título “Peregrinos de la Esperanza”, y que tendrá como centro de la celebración la ciudad eterna, Roma.
«El jubileo se refiere a fiesta, una alegría, no podemos celebrar un jubileo con cara de funeral sino con gozo y esperanza», remarcó el ponente.
Hora santa de sanación
Durante su reflexión, el expositor reveló haber atravesado momentos difíciles relacionados con la enfermedad, especialmente al presenciar la fragilidad de su padre hace cinco años, cuando luchaba contra el Parkinson.
Este relato personal añadió un elemento de cercanía y empatía, ya que el predicador no solo hablaba desde un punto de vista teórico, sino desde una vivencia propia.
Este momento también sirvió como preludio para la hora de sanación que seguiría, brindando un contexto íntimo a los presentes, quienes, pudieron sentirse comprendidos y animados en su propia situación.
El emotivo momento frente al Santísimo Sacramento estuvo marcado por la fe, pues todos los asistentes pusieron a los pies de Jesús su enfermedad y la de sus familiares y conocidos, pidiéndole así la sanción, si es su voluntad.
“Para el que cree, todo es posible”, meditó el predicador.