Ana María Ibarra
Reunidos en torno a su obispo, monseñor José Guadalupe Torres Campos, el presbiterio de la Diócesis de Ciudad Juárez renovó sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal celebrada el pasado 13 de abril en la Catedral, donde el obispo bendijo los Óleos de los Enfermos y los Catecúmenos, además de consagrar el Santo Crisma en esta celebración de Jueves Santo.
Alegría
Cientos de fieles de distintas parroquias de la diócesis se hicieron presentes en la Catedral, donde obispo y sacerdotes entraron en procesión junto a los diáconos transitorios y permanentes, estos últimos quienes llevaron las vasijas que contenían los aceites.
“Con grande alegría celebramos esta Eucaristía llamada Misa Crismal. Nos reunimos para celebrar al único Sumo y Eterno Sacerdote, Cristo, y celebrar que por el Bautismo participamos todos del sacerdocio del Señor, de manera especial algunos hombres fuimos elegidos entre los hombres para participar del ministerio de Cristo”, expresó el obispo al iniciar su homilía.
Llenos del Espíritu Santo
A la luz de palabras del profeta Elías, el obispo resaltó el sacerdocio de los presbíteros, quienes, dijo, se encuentran llenos del Espíritu Santo.
“Somos sacerdotes del Señor. Ni es mi ministerio, ni es de mi propiedad, ni es exclusivo para mí. Soy sacerdote del Señor, ministro del Señor que se da y que sirve a los demás”, expresó el obispo.
Añadió que el sacerdote debe tener como características la entrega, sacrificio, servicio y donación.
“El Señor nos envía a sanar, a consolar, a perdonar, a dar la vida”, afirmó.
Promesas en comunión
Monseñor Torres definió la celebración como una fiesta en comunión con Cristo y en solidaridad, e invitó a los sacerdotes a pedir a Dios les conceda el don de ser testigos y cooperadores de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, para construir el pueblo de Dios con solidez, con esperanza, con amor, con verdad y bondad.
Igualmente pidió a los fieles orar por sus sacerdotes y por él mismo.
“Su oración es importante. Les pido perdón por mis faltas, por callarme, por no hacer nada, y por las faltas de cada uno de los sacerdotes”, dijo el obispo a los fieles.
Y a los sacerdotes pidió:
“Los exhorto a permanecer fieles a su ministerio. Los invito a renovar públicamente las promesas sacerdotales. Que María Santísima nos fortalezca, nos anime, abrace en su amor de Madre”, finalizó el obispo.
Y por primera vez en algunos años, los sacerdotes subieron al presbiterio para renovar sus promesas sacerdotales.
Bendición de aceites
Enseguida, fueron presentados junto con el pan y el vino, los aceites. Al concluir la consagración, el obispo bendijo el Óleo destinado a los enfermos, para que reciban la fortaleza y unan sus dolores a los de Cristo.
La bendición del Óleo de los Catecúmenos se realizó después de la Comunión, y enseguida fue presentado ante el obispo el aceite para la consagración del Crisma, el de mayor dignidad, ya que lleva el nombre de Cristo y es utilizado para ungir a los presbíteros y obispos.
El obispo mezcló el perfume con el aceite y sopló sobre él. Los sacerdotes lo acompañaron durante la bendición y consagración del Santo Crisma.
Festejo
Al concluir la celebración, el clero de la diócesis se dirigió a la Misión de Guadalupe donde, el obispo reiteró su felicitación y cariño a sus colaboradores.
“Los aprecio y los invito a caminar con rectitud y amor. Cuentan conmigo, con mi afecto, mi oración de padre y pastor”.
Después de ese momento íntimo, todos se dirigieron a la parroquia Divina Providencia donde el grupo de Talleres de Oración y Vida ofreció una comida en su honor, como cada año en Jueves Santo.