La Iglesia Diocesana cuenta ya con un nuevo diácono en espera del presbiterado y pide a Dios para que lleve en él acabo su obra buena.
Ana María Ibarra
Con alegría y agradecimiento por la bondad de Dios para con su pueblo, la comunidad diocesana se reunió el pasado sábado 18 de junio en la santa madre iglesia Catedral para participar de la ordenación diaconal del ministro Carlos Velázquez Peña
El candidato a las órdenes sagradas estuvo acompañado de su familia y amigos con quienes agradeció a Dios por el don del diaconado que recibiría por imposición de las manos del obispo José Guadalupe Torres Campos.
Justo después de la lectura del evangelio, el diácono permanente Rosalío Mendoza llamó al ministro Carlos Velázquez, quien pasó delante del obispo y dijo “presente”.
Enseguida, el padre rector del Seminario, Juan Manuel Orona solicitó al obispo la orden del diaconado para Carlos a quien consideró digno para tal ministerio.
Diaconado con amor
Carlos tomó su lugar en el presbiterio donde escuchó con atención las palabras del obispo.
“En el marco del Año de la Misericordia hacemos esta celebración del diaconado. Celebramos el amor del Padre manifestado en su Hijo. Celebramos que Cristo nos ama. Cristo te ama Carlos y te llama a un ministerio. Este llamado para ti Carlos es muy directo: permanece en mi amor, cumple mis mandamientos”, expresó el obispo
Monseñor Torres dijo que tanto Carlos como todo cristiano debe vivir con alegría su misión.
“Este llamado al diaconado debe vivirse con alegría. Carlos, hermanos todos, vive, vivamos con alegría nuestro llamado. Todo regalo que el Señor nos da es para compartirlo. Aquí no caben egoísmos, individualismos”, resaltó monseñor.
Elegido para servir
Monseñor Torres enfatizó en el llamado que Dios hace a cada uno de sus hijos, en esta ocasión, especialmente a Carlos, a quien eligió para servir al su pueblo.
“Dios te eligió Carlos, ha pensado en ti desde siempre y este llamado hoy se concretiza en el diaconado, mañana en el presbiterado”, dijo el obispo al ordenando.
Luego recomendó a Carlos, en nombre de Cristo y de la Iglesia, no actuar en forma oculta, no falsear el mensaje de Dios, predicar a Cristo y no predicarse a sí mismo, y abrazar plenamente el celibato para de esta manera experimentar una entrega total.
“Ser llamado al diaconado, como cristiano, es ser llamado a ser servidor de Jesucristo, debe ser ministro de la caridad. Como diácono debes vivir un amor sincero a Cristo, de una entrega total a Cristo, a la comunidad. Que nuestra madre Santa María de Guadalupe nos dé su gracia para que, a ejemplo de ella, servidora, sirvamos a nuestros hermanos”, finalizó el obispo.
Los momentos del rito de ordenación
* El obispo interrogó a Carlos sobre su deseo y libre voluntad de integrarse a la orden de los diáconos consagrándose al servicio de la Iglesia por la gracia del Espíritu Santo.
* Carlos expresó su voluntad de vivir el ministerio de la fe y proclamarla en palabra y obra. * Ante Dios y ante la Iglesia, como signo de consagración a Cristo, Carlos expresó también su voluntad para abrazar el celibato.
* Después de haberlo interrogado, monseñor Torres Campos tomó a Carlos de las manos mientras éste prometió respeto al obispo y sus sucesores.
* La Iglesia, ahí representada, se alegró con Carlos y unida a la oración del obispo pidió por quien fue elegido para el diaconado.
* Carlos se postró rostro en tierra en signo de humildad y apertura al plan de Dios para su vida, mientras tanto la comunidad diocesana entonó las letanías.
* El obispo se colocó delante del altar e impuso las manos sobre el candidato mientras realizó la oración apropiada del ministerio.
* Carlos fue revestido por su familia y por su padrino, el padre Celso Flores, párroco del Sagrado Corazón de Jesús, quien después de ese momento lo presentó al obispo.
* El obispo dio al nuevo diácono los evangelios con la encomienda de proclamar y vivir lo que ahí se encuentra escrito.
* El diácono Carlos Velázquez recibió de parte de los diáconos presentes el abrazo de recepción al ministerio y enseguida fue presentado al pueblo de Dios por el obispo lo que mereció nuevamente sonoros aplausos.
Al concluir el rito de ordenación, la celebración continuó y el nuevo diácono participó asistiendo al obispo.
De esta manera, la Iglesia Diocesana cuenta ya con un nuevo diácono en espera del presbiterado y pide a Dios para que lleve en él acabo su obra buena.