A unos días de que se estrene en México la película de Eduardo Verástegui que aborda el tema de la Trata de personas, presentamos desgarradoras historias sobre la cruda realidad que viven migrantes como víctimas de este delito…
Ana María Ibarra
La trata y secuestro de menores migrantes es un tema doloroso, cuyos casos generalmente no son visibles debido a lo delicado de la situación, en la que se involucran grupos del Crimen Organizado y personas sin humanidad.
De esto dan testimonio las organizaciones que en Ciudad Juárez se dedican a acompañar a la comunidad migrante. Una de ellas es ‘Sembrando Hoy Cosechando Mañana’, que dirige la hermana María Antonia Aranda, de la congregación Siervas del Inmaculado Corazón de María y que es apoyada por un grupo de laicos profesionales para un mejor acompañamiento.
Secuestrados
Uno de los casos que atendió la organización ocurrió a principios del año 2021, cuando una familia hondureña, la madre con un hijo y una hija -a quienes llamaremos Lily y Rubén-, cruzaron la frontera del sur de México con la intención de llegar al norte del país, rumbo a Estados Unidos.
“En Zacatecas la familia fue víctima de secuestro y tortura por parte de una organización delictiva que pidió rescate a los familiares radicados en Honduras. Fue una situación muy crítica porque a pesar de que esta organización recibió el pago por el rescate, se negaban a dejarlos en libertad”, explicó el abogado Diego Madera.
Los secuestradores alegaban que la familia tenía más dinero y en lugar de liberarlos seguían torturando a la mujer e hijos dejándoles marcas y lesiones en sus cuerpos.
“Lily tenía entre 11 y 12 años y el niño 6 años. Ambos fueron víctimas de agresiones físicas muy fuertes. Lily sufrió abuso y tenía una condición de salud muy delicada. Ellos lograron escapar a partir de que una persona del grupo delictivo les ayudó”, narró el abogado.
Apoyo ante una autoridad indolente
La familia logró trasladarse al norte del país llegando a Ciudad Juárez y al solicitar información, en COESPO los remitieron con la hermana María Antonia.
“Ella me contactó para hacerme saber del caso. Las dependencias de gobierno no querían atenderlas por ser personas extranjeras con una internación ilegal en el país y la Fiscalía del Estado no quería tomar su denuncia por haber sido ocurridos los hechos fuera de la circunscripción del Estado de Chihuahua”, señaló.
La negativa también se basaba en que las víctimas no realizaron su denuncia en tiempo y forma en el Estado donde ocurrieron los hechos.
Pero no lo hicieron por el miedo generado al haber sido víctimas de tal hecho, acotó el abogado.
“Pude apoyar en lo concerniente a gestionar que la fiscalía recibiera su denuncia. Primero, a través de una constancia de canalización que elaboró la Fiscalía General de la República dirigida a la Fiscalía del Estado para que tomaran la denuncia de la señora, independientemente de que los hechos fueron ocurridos en otro Estado”, compartió.
Dijo que también solicitó remitir esa información y denuncia a la Fiscalía de Zacatecas.
“Esa denuncia le ayudó a la familia a comprobar ante las autoridades estadounidenses que se encontraban en una situación de riesgo, a través del procedimiento de MPP, lo que posteriormente ayudó a que su proceso migratorio y de asilo a Estados Unidos fuera más rápido”, explicó.
Finalmente, la madre de familia y sus hijos pudieron cruzar a Estados Unidos y actualmente se encuentran en uno de los estados del Norte del vecino país.
Historia de horror
Esta organización humanitaria atendió otro caso similar, el de una madre y sus tres hijos procedentes de Guatemala, quienes llegaron a esta frontera el 12 de diciembre del año pasado. Esta familia llevaba diez meses viviendo itinerante en el país.
La madre de familia externó que ya había sido deportada de Estados Unidos.
“Ella estuvo en Estados Unidos, incluso estaba trabajando. Sin embargo, hubo una redada en el lugar y no le avisaron. Así es que no pudo escapar y la deportaron”, compartió una colaboradora de la organización.
Cuando fue deportada, la mujer recibió la invitación de otra migrante en su mismo caso, para vivir en Ciudad Juárez.
Al no estar segura de que esa mujer también viniera deportada, la madre de familia no aceptó el ofrecimiento, pero al ver a sus hijos que tenían hambre y frío, y ante la insistencia de la mujer, aceptó pasar una noche con ella.
“Al siguiente día la mujer ya no los dejo salir, los tenía encerrados. Así duraron una semana”, compartió la entrevistada.
Niños vendidos
Según lo que pudo conocer la madre de familia, la mujer que los mantuvo encerrada era esposa de un narcotraficante, pero tenía conexiones con un grupo contrario.
El marido de la mujer regresó y ella llevó a la familia a las orillas del Río Bravo con indicaciones de que subieran a un auto que los esperaría del otro lado.
La familia cruzó y efectivamente un auto ya los esperaba, pero la madre de los pequeños no sintió confianza y comenzó a gritar para los escucharan los agentes de migración que patrullaban el sector. Nuevamente la familia fue deportada, pero la mencionada mujer pudo ubicarlos por medio de redes sociales, y comenzó a amedrentar a la madre ya que, según su testimonio, la mujer había vendido a sus hijos al hombre del carro que los esperaba del lado norteamericano.
“Uno de los niños comenzó a desarrollar miedo y ansiedad, siempre lloraba y decía que no quería que le metieran droga en la panza. Así que le dimos asistencia psicológica especialmente a él, pero también a toda la familia”, dijo la colaboradora.
La última vez que la organización tuvo contacto con esta familia fue cuando ya estaban ubicados en El Paso, Texas, aunque hoy por hoy desconocen si siguen ahí o se internaron al centro de Estados Unidos.