Desde hace 53 años, en el Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, sus ocho rectores y los diversos sacerdotes integrantes del equipo de formadores han acompañado el llamado de vocación miles de hombres y formado a cerca de 100 sacerdotes…Aquí su historia.
Guadalupe Santiago Quijada/ Responsable del proyecto de organización del Archivo Histórico Hugo Blanco Miranda
Su edificación
El Seminario Conciliar se edificó por iniciativa del obispo de Ciudad Juárez Manuel Talamás Camandari, y con las aportaciones voluntarias de los generosos juarenses. Fue erigido sobre un terreno de 92 mil metros cuadrados, se ubicó en la zona agrícola de la ciudad, en ese tiempo un área bastante alejada de las zonas habitacionales.
En la década de los 50, en la localidad había 122 566 habitantes y cinco iglesias, es decir, a cada sacerdote le correspondía atender a poco más de 20 mil personas. La insuficiencia de sacerdotes demandó a la iglesia la urgencia de construir un mayor número de iglesias y un espacio para la formación sacerdotal. Aunque desde 1937, una parte de los curas mexicanos se formaban en un seminario interdiocesano, Pontificio Seminario Central Mexicano de Nuestra Señora de Guadalupe, que se localizó en Montezuma, Nuevo México, ya para mediados del siglo XX se requirió de un lugar cercano y próximo a las comunidades del estado de Chihuahua.
Nueva diócesis
El 10 de abril de 1957, el papa Pío XII autorizó la creación de una nueva diócesis y el lugar para hacerlo fue Ciudad Juárez. Tres meses después, se nombró como obispo a Manuel Talamás Camandari como parte de la celebración se realizó un desfile por la avenida 16 de Septiembre, desde la curva Morfin (cercana a iglesia de San Lorenzo) hasta la catedral. Un año después éste proyectó la edificación del Seminario. Don Manuel ya tenía la experiencia necesaria en educación religiosa y conocía los requerimientos de los seminaristas, ocupó el cargo como rector en el Seminario de la ciudad de Chihuahua por 10 años.
El 7 de septiembre de 1958, de manera simbólica inició la construcción del edificio para la formación sacerdotal. Se colocó un pequeño bloque macizo, formado con tres piedras básicas: la primera era de mármol, bendecida por el papa Pío XII, una segunda procedente del cerro del Cubilete, donde se levantó el monumento a Cristo Rey; y una tercera que el obispo Talamás trajo del cerro del Tepeyac, que simboliza la presencia de Santa María de Guadalupe patrona de esta ciudad desde su fundación. Para dar a conocer la ubicación del lugar y acercar a los feligreses a la institución en la que se formaría a los futuros sacerdotes, el obispo convocó a una fiesta-kermesse a la que acudieron fieles de las distintas iglesias. Hubo un servicio de autobuses que salió del monumento a Benito Juárez hacia el Seminario con un costo de 60 centavos por persona. Desde entonces, y por muchos años se ha realizado la tradicional kermesse.
El obispo Talamás, organizó una campaña de apoyo y colecta de donativos, e incluso se formó un comité pro-construcción del edificio integrado por laicos. Una vez que se lograron reunir los recursos necesarios, dos años después, el 19 de noviembre de 1957, el arquitecto Oscar Sánchez y el ingeniero Adolfo Sánchez empezaron la obra con el proyecto elaborado por los arquitectos Armando Esparza y César Jiménez, y los ingenieros Eduardo Solórzano, Francisco Espino y Gilberto A. Ruiz.
Inicia el Seminario
Para, el 8 de septiembre de 1963, el día de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, el obispo Talamás instituyó el Seminario Conciliar, según las normas del Código de Derecho Canónico y de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudio. El propósito fue que se constituyera en “la palestra de entrenamiento de la pacifica milicia de Cristo […] en la que los alumnos, bajo la acción del Espíritu Santo, se conviertan en hombres nuevos”, y para que se constituyera en “sede de paz, casa de estudios, taller de virtudes y corazón de la diócesis, de donde se difunda la vida espiritual a todas las venas de la iglesia”. Hubo amplia asistencia de los juarenses católicos.
En 1966, a la imponente capilla, de corte moderno, le faltaban algunos arcos. No había salones para impartir clases por lo que se usaron algunos de los dormitorios. Hasta septiembre de 1967, una década después que se fundó la diócesis de Ciudad Juárez, se terminó de construir el edificio del área del Seminario Menor, la capilla y el salón de actos.
Una capilla emblemática
La capilla del Seminario, pronto se convirtió en un edificio religioso emblemático. El área central está formada por 13 arcos y 14 bóvedas, con una altura de cerca de 23 metros, 15 metros de ancho y 35 de largo. El altar fue diseñado por el sacerdote Miguel Montes, y esculpido en cantera blanca por el maestro Luis Muñoz Torres. En las imágenes, en alto relieve, se representa el plan de salvación de Dios: en el ángulo superior derecho se ubica una mano abierta que representa al Padre Eterno. La gran cruz es símbolo de Jesús que se humilló a Sí mismo obedeciendo hasta la muerte en la cruz; las letras primera y última del alfabeto griego, Alfa y Omega, que atestiguan que Jesucristo es el principio y fin de todo el universo; el Espíritu Santo se representa en forma de paloma, que desciende sobre Jesucristo representado en la cruz y la iglesia entera; hay un arcoíris que principia en la mano de Dios Padre, pasa frente a Jesucristo y termina en la barca de Noé que simboliza la iglesia de Cristo y en su vela, realizada en cobre martillado, está situado el sagrario que con contiene la presencia de Jesucristo. En la parte inferior del mural, se localizan tres símbolos: la Santa Biblia, el pan y el cáliz, de los que brotan los siete sacramentos, y el báculo con el que Jesucristo dotó a la iglesia para que enseñe y gobierne al pueblo de Dios.
En los muros interiores de la iglesia, sobre mosaicos italianos de colores, se diseñó una serie de murales en los que se representan las diversas estaciones del viacrucis. En las paredes exteriores, con mosaicos en color rojo, negro y blanco se colocaron frases para exaltar las actitudes y virtudes del sacerdocio.