Una visión del padre Salvador Magallanes, asesor de la Pastoral Juvenil, sobre los millennials y el reto que representan para la Iglesia.
Ante una generación individualista como son los millennials, la Iglesia debe responder con una pastoral fortalecida para lograr no sólo integrarlos al trabajo pastoral, sino también generar en ellos un cambio radical que ponga a Jesucristo en el centro de sus vidas.
Así lo compartió el padre Salvador Magallanes, coordinador de la Pastoral Juvenil Diocesana, para quien el reto incluye lograr en ellos un compromiso con la Iglesia, pero también con la sociedad.
Imagen y sentimientos
Mirando a generaciones anteriores, el padre Salvador recordó que en años pasados las personas más valoradas eran aquellas con mayor retención mental e intelectual, pero hoy esto ha cambiado.
“Los millennials son personas que han pasado de un raciocinio al culto del cuerpo. Ahora la persona más importante es la de mejor figura fisica, de mejor imagen, están ensimismados y llegan a un grado de desprecio para aquellas personas que no cuidan su figura y su imagen”, explicó el sacerdote.
No obstante, el sacerdote reconoció que este es un grupo de personas que tiene buenos sentimientos, buenas perspectivas y una visión de cambio para el mundo, aunque no lleven a cabo algo concreto.
“Quieren hacer una labor altruista, pero ser ellos los protagonistas y recibir el reconocimiento, quieren hacer un cambio, pero sin ningún sacrificio ni esfuerzo. No son radicales en sus propias vidas. Son individualistas, con buenas intenciones, pero sin valores afianzados y ante una coyuntura optan por protejerse”, relfexionó.
Dentro de la Iglesia
El sacerdote afirmó que este tipo de personas se pueden encontrar dentro de las parroquias, gente que cuida mucho su aspecto, que suelen ser muy atentas, pero ante cualquier momento dificil no son solidarios.
Agregó que estas personas no suelen ser constantes en el servicio, ayudan cuando pueden y de manera esporádica, sin un compromiso verdadero.
Por lo anterior, dijo que la clave es darles más espiritualidad, ya que desconocen mucho su religión.
“Tienen un conocimiento religioso muy superficial, por eso optan por ellos mismos que por las cosas de Dios. Hay que imprimirles más espiritualidad, oración, conocimiento de la Sagrada Escritura, participacion en los grupos altruistas, de pastoral y caridad, más compromiso, que Jesús sea realmente el centro de su vida”, afirmó.
Otras generaciones
Pero el entrevistado opinó que el tipo de personalidad de los millennials está creciendo incluso en personas de otras generaciones.
“Es una forma de auto mantenerse, tratando de susbsitir a sus carencias humanas y afectivas”, señaló.
Retos para la Iglesia
Ante tan peculiar generación, la Iglesia enfrenta grandes retos, dijo el sacerdote. Uno de ellos, buscar los medios para eliminar el individualismo y hacerles comprender que el centro de sus vidas no son ellos mismos, sino Jesucristo.
“Ellos creen que todo gira en torno a ellos, que la religión les va a traer popularidad, alegría y pura resurrección, están muy ausentes del sacrificio de la cruz o de la causa de Jesús y de la construcción del Reino, ese es el gran reto”, resaltó.
El sacerdote dijo estar consciente de que no es sencillo, pues regularmente son personas sobreprotegidas, mimadas, muy poco exigidas.
“El reto es para la Iglesia en general. Para los pastores, dar una formación al laicado. Formar a la gente con mentalidad mas colectiva, comunitaria, eliminar el individualismo, no la persona individual como persona única e irrepetible, eso lo tenemos que mantener, pero no a esos extremos”, finalizó.