Con gran gozo y alegría, huéspedes y voluntarios de la Tenda di Cristo celebraron el pasado 24 de junio 15 años de haberse constituido jurídicamente y eclesialmente como institución de asistencia a personas diagnosticadas con VIH-Sida.
Ana María Ibarra
Con una Eucaristía presidida por el padre Armando Delgado, párroco de la comunidad San Pedro de Jesús Maldonado, la Tenda di Cristo conmemoró sus primeros 15 años de presencia en Ciudad Juárez. La misa se realizó en la capilla de la obra social, fundada en 2001, como una iniciativa del padre Francesco Zambotti, sacerdote italiano de la Orden Camiliana.
“Estamos de plácemes al cumplir 15 años de este servicio que Dios nuestro Señor ha visto a bien bendecir. En todo este caminar, hemos visto grandes historias. Tengo apenas 6 años viniendo aquí a compartir con los internos, servidores y voluntarios y ha sido una experiencia muy enriquecedora. Demos gracias a Dios con esta eucaristía”, expresó el padre Armando.
Agradecimiento
En su homilía, el sacerdote resaltó lo difícil que pudo haber sido para el padre Francesco Zambotti iniciar el proyecto.
“Iniciar es pensar en terreno, personas, subsidios… Así fue como hace 15 años inició un proyecto que estaba en la mente y en el corazón, para beneficiar a aquellos que la misma sociedad quiere esconder”, expresó.
El sacerdote agradeció a Dios por el padre Francisco quien miró estas tierras para iniciar esta historia con ayuda de laicos.
“Gracias a Dios porque alguien se le ocurrió poder iniciar esta obra. Demos gracias a Dios y pidamos que siga bendiciendo al padre Francesco”.
Al finalizar la misa, los servidores, voluntarios, huéspedes y amistades festejaron y compartieron una deliciosa comida.
RECUADRO
Era voluntaria de la
obra y ahora la dirige
Feliz y agradecida con Dios por el llamado que le ha hecho, Araceli Salazar Palomares es desde el pasaado mes de enero la nueva directora de la institución.
“Tengo 11 años de conocer la Tenda di Cristo, 9 de apoyarla y de enero a la fecha de haber sido bendecida con la dirección . Estoy feliz de servir a Dios desde este lugar donde me ha puesto”, dijo agradecida.
Araceli compartió que actualmente la obra atiende a 32 huéspedes y están por llegar otros dos procedentes de Cuahutémoc y Chihuahua.
“Es el único albergue en el Estado que brinda los servicios asistenciales de manera residencial. Hemos tenido un gran flujo de beneficiarios directos e indirectos que son los de pláticas de prevención e intervenciones externas. Ahorita tenemos gente de otros estados e incluso de otros países como El Salvador, Nicaragua y Honduras”.
La Tenda di Cristo proporciona albergue, casa, alimento y sustento a sus huéspedes, además de acompañamiento psicológico, espiritual y médico.
“Brindamos también el soporte que podemos darles como seres humanos para aceptar su diagnóstico y retomar su vida después de esto”, dijo Araceli.
Añadió que el tiempo de estancia es de 8 a 15 meses, según su estado de salud.
“Cada caso es diferente. Dependiendo la situación y el contexto de vida de cada huésped es el tiempo que dura en el centro. Hacemos una evaluación y un programa que pueda ayudar a su recuperación en la medida de lo posible para su crecimiento. Si es una persona con estado de salud delicado pasa a ser un residente de la comunidad por tiempo indefinido”.
Aunque la Tenda no tiene registradas estadísticas antes del 2007, a partir de ese año hasta la fecha se han atendido aproximadamente 3 mil 500 personas.
Estaba enojado con todo y todos
pero fue sanado en la Tenda di Cristo
Con 26 años de edad, Miguel Ángel fue diagnosticado con VIH Sida, y aunque al principio sintió que su vida se había acabado, hoy con la ayuda que le brindan en la Tenda di Cristo, ve su enfermedad como un alto en su vida y agradece a Dios haberse encontrado con la institución.
Un alto en su vida
Miguel Ángel fue diagnosticado de VIH Sida a través del Seguro Popular hace varios meses. Después del diagnóstico fue canalizado al Centro Ambulatorio de prevención y atención de Sida prevención apacits a confirmar el padecimiento y recibir tratamiento, ahí fue donde le sugirieron acercarse a la Tenda di Cristo.
Miguel Ángel llegó a la Tenda hace cuatro meses devastado y triste por el diagnostico. “Llegué con la mentalidad de que iba a morir, de que mi vida se había acabado a mi corta edad. Fue difícil para mí, pero más para mi familia. Aquí hay terapias familiares cada mes donde instruyen a la familia sobre la enfermedad. Es una gran ayuda lo que recibimos. Ahorita mi familia está consciente de mi enfermedad y están contentos de que esté aquí”, compartió Miguel Ángel.
Si bien, al conocer su diagnóstico el entrevistado creyó que era un castigo de Dios por la vida tan desenfrenada que vivía envuelto en drogas y pandillas, en la institución le enseñaron a ver su enfermedad de manera diferente.
“Estaba enojado con todos y con todo. Aquí me enseñaron a quererme, a querer a los demás, me hablaron de la enfermedad a la que miraba como un castigo. El día de hoy lo veo como un freno al estilo de vida que llevaba y le doy gracias a Dios por este lugar”, agradeció.
Advierte a jóvenes
Al ingresar a la Tenda di Cristo Miguel pesaba 36 kilos, pero la asistencia y el amor que le han brindado en estos cuatro meses lo ha hecho recuperarse en todos los aspectos.
“Ahorita peso 73 kilos para la honra y gracia de Dios. Estar en este lugar es una experiencia muy bonita, les agradezco a las personas que vienen a este lugar y se toman el tiempo de estar con nosotros. Estoy en tratamiento psicológico para madurar un poco y enfrentar la vida. Soy VIH positivo pero ahorita estoy indetectable, casi como una persona sana”, compartió.
Al recordar su vida en las calles, Miguel reflexiona y quiso compartir un mensaje a la juventud.
“El único mensaje que puedo dar a la juventud es que las cosas no son tan fáciles como parecen, las calles dañan, tarde o temprano te causa estragos en tu vida. Quiéranse y valórense como seres humanos”, dijo.